UN INSTANTE EN LA BOCA, TODA LA VIDA EN LOS MICHELINES

¡Qué manera de amargarle a uno las vacaciones! Saltan ahora unos investigadores suecos con que si te pasas mucho comiendo durante un período de tiempo corto, los efectos pueden ser considerables a largo plazo. Vamos, que no sirve eso de que ahora me pongo como el quico en la playa (o en navidades) y después ya haré régimen. Según el estudio publicado en el Nutrition & Metabolism1(es open access, es decir, artículo entero gratuito) un episodio de aumento de la ingesta energética y de disminución de la actividad física durante cuatro semanas (vamos, las vacaciones), pueden provocar un peso y contenido graso corporal aumentado a dos años vista, comparado con individuos con una dieta control.

Lo que hicieron fue darles durante un mes una dieta mucho más energética (70% más) a 18 individuos, a los que básicamente se les redujo al mínimo la actividad física. Por otra parte también se consideraba un grupo control (seguían con dieta y actividad física normal). Como era de esperar, los primeros ganaron más peso (una media de 6,4 Kg), pero lo perdieron a lo largo de los siguientes 6 meses. Sin embargo, un año más tarde, los individuos del grupo cebado mostraban un mayor aumento del contenido graso corporal que los del grupo control, y esas diferencias se extendieron hasta el año siguiente.

Los autores proponen que un período de tiempo corto con una dieta excesivamente energética y una reducción importante en el ejercicio, pueden modificar la fisiología del individuo provocando que le sea más difícil perder grasa.

¡Qué putadón! Ya no sirve eso de apiparse y tumbarse después en la playa durante 15 días, y ya lo recuperaré en el gimnasio.

El cuadro es “El nacimiento del día” de Miró.

  1. Nutrition & Metabolism 2010, 7:68 []

5 pensamientos en “UN INSTANTE EN LA BOCA, TODA LA VIDA EN LOS MICHELINES

  1. Pues lo siento por el estudio pero a mi el tinto de verano y las terracitas de la city en verano no me las quita nadie.Menuda vida miserable nos quedaría ¿no?. Bueno ya estamos otra vez de vuelta con un nuevo curso por delante.Saludos veraniegos

  2. Joerr, y cuál es el efecto de un aumento de la ingesta pero también de la actividad física?? Me invaden los interrogantes… 😉 Además, en esa situación está media humanidad occidental, porque quién no comete excesos en temporada? Qué triste es comer… pero más triste es no hacerlo.

  3. Gracias por los comentarios, Sergio y Miriam.

    Hombre, la entrada es más que nada para provocar, para joder un poco a los que se preocupan mucho de estas cosas. Aunque no está de más saber que todo tiene consecuencias. Yo desde luego no renuncio a las raciones y las cañitas veraniegas, pero intento que no se me vaya de las manos.

    Saludos

  4. Hola Jorge:

    Igual que se indica en un comentario parece faltar un grupo con ingesta elevada y ejercicio físico normal. Otro aspecto es la epoca del año en que se realizó el experimento y la variabilidad genética. Pero bueno, como tú dices esto está bien para provocar y comprobar lo que nos falta por aprender de nuestro cuerpo.

    Por cierto, los que se cebaron ¿Cómo se alimentaron después?

    Recuerdos,

  5. Gracias por el comentario José Antonio.

    Sí, no es un experiemnto completamente equilibrado, como suele ocurrir por otra parte con la mayoría de los de nutrición humana (acuérdate lo difícil que era tener a los sujetos controlados en aquellos experimentos daneses en el DIETOX). Pero da que pensar, da pistas. Es curioso/jodido saber que lo que haces con tu metabolismo durante un breve período de tiempo tiene consecuencias a largo plazo.

    Saludos (lamentablemente no nos veremos en Zaragoza)

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