LAMARGARITARESUCITA CON OTRO ESTUDIO SOBRE ALIMENTOS ECOLÓGICOS

Iba a esperar a la semana que viene para resucitar, que todavía ando más liado de lo que me gustaría, pero no he podido resistir la tentación al ver este artículo (tocapelotas que es uno). En ocasiones anteriores ya se han reseñado en lamarga estudios que ponían de manifiesto que la producción ecológica (orgánica, que dicen los anglos) de vegetales no tiene como consecuencia una mejor calidad sensorial de los mismos (no confundir: lo contrario de producción ecológica no es producción industrial; si se comparan los tomates del Carrefour con unos ecológicos, está claro quién gana. En este caso se habla de comparar las mismas variedades, en similares sistemas de producción, pero en condiciones ecológicas o no).

Pues bien, en un estudio publicado en mi admirada “Journal of Agricultural and Food Chemistry” (está entero gratís aquí), unos investigadores daneses (entre ellos, uno de un centro donde yo estuve de postdoc en el 1997/98: Research Centre Foulum; aunque entonces era del Ministerio, no de la Universidad de Aarhus, y es que ya ha llovido bastante…) llegan a la conclusión de que el contenido en diferentes polifenoles (como flavonoides y ácidos fenólicos: sustancias todas ellas con conocida capacidad antioxidante, y a las que se les supone o intuye beneficios para la salud) no es superior en cebollas, zanahorias y patatas producidas ecológicamente que en aquellas producidas de manera convencional. Este estudio apoya a otro anterior que también se reseñó por aquí. Lo destacable en este caso es que las condiciones eran totalmente controladas, es decir, que no se hacía el estudio sobre productos comprados en el supermercado o en la tienda de la esquina, sino que los alimentos fueron producidos por los propios investigadores, evitando así factores que pueden dar lugar a resultados engañosos (variedad del producto, estado de sazón, almacenamiento…).

El cuadro es “Aflicción” de Klee.

8 pensamientos en “LAMARGARITARESUCITA CON OTRO ESTUDIO SOBRE ALIMENTOS ECOLÓGICOS

  1. Buenas. Sin ánimo de entrar a polemizar (bueno, a lo mejor un poco si), me gustaría comentar un lugar común que aparece siempre que se entra en la dialéctica producción ecológica/no ecológica: el tema de los posibles o presuntos beneficios de los primeros frente a los segundos. En la inmensa mayoría de las ocasiones es cierto que no existen diferencias analíticas de interés entre ambos productos derivadas del simple hecho del modo de cultivo, pero esa no es realmente la cuestión. Es más: yo diría que se trata de un ejemplo de manual de la falacia del hombre de paja. Conste que no acuso al autor de caer en ese tema, dios me libre; creo que se limita a informar sobre un nuevo estudio -el enésimo- que pretende demostrar algo que nadie -quitando algún ecohooligan- discute para así perder de vista lo realmente importante.
    El problema de fondo es precisamente el patrón de comparación. No es realista comparar un vegetal producido conforme a norma de producción ecológica frente a otro «controlado» -signifique eso lo que signifique- por un grupo de científicos más o menos bienintencionados. Lo que hay que comparar, aquí y ahora, y en relación con la oferta de mercado, es el producto de la agricultura ecológica con el del carrefour o similar, que es el que hay disponible para la mayoría de las personas consumidoras. Y en la inmensa mayoría de los casos se trata, en este último caso, de productos de agricultura industrial, recolectados incluso anttes del envero, o por lo menos no en las debidas condiciones de maduración, y sometidos a una panoplia de tratamientos agroquímicos que en la inmensa mayoría de casos (y hablo con conocimiento de causa) respetan a regañadientes los límites máximos o los periodos de espera, pero que nunca, o casi nunca, aplican lo que se conoce como buenas prácticas agrícolas. Eso es bueno? eso es malo? Yo tengo mi propia opinión, y obviamente respeto el derecho de todo el mundo a comprar lo que le de la gana. Ahora bien: debemos pensar que no estamos hablando de las mismas cosas.
    El fracaso, o en el mejor de los casos, la falta de éxito de las formas de producción intermedias, como el caso de la Producción integrada, no hace sino abundar en más de lo mismo. Está claro que, ante un producto local, de un agricultor local, del que consta que cultiva con cuidado, con cariño y sin avaricia, a mi francamente me trae al pairo que siga prácticas ecológicas o la regla de san Benito. Seguro que está de muerte. El problema aparece cuando no existen, por ejemplo en los entornos de grandes cuidades, esos perfiles de produtor. Y ahí hay dos alternativas: aceptar como maravillosos los despropósitos esos de hacer apicultura en la azotea de un restaurante de Boston o Nueva York, o bien buscar en el mercado productos con un sello que garantice, dentro de lo humanamente posible, que no se le han hecho cafradas a la lechuga o al tomate en cuestión.
    Nada más, y disculpen lo largo del comentario.

  2. Muchas gracias por el comentario eSedidió.

    Lo hago esquemático, que sino me pierdo:

    .- Completamente de acuerdo: el tomate del señor de la huerta, le eche o no pesticidas (autorizados) o abonos (autorizados) puede ser tan bueno (o mejor, o peor, dependerá de muchas cosas) como uno de producción ecológica

    .- Completamente de acuerdo, el de carrefour o eroski es infumable, no por rozar los límites permitidos de la producción vegetal, sino porque se trata de variedades resistentes pero no especialmente aromáticas, recolectadas cuando aún no están maduras, se tiran mucho tiempo en cámaras….

    .- En desacuerdo: hay gente (y no poca, y no solo ecohooligans) que cacarea las inmensas bondades de todo lo que sea ecológico, como si fuera la solución a todos los males.

    .-Matizable: hombre, los sistemas de producción intensivo de vegetales dan productos de calidades inferiores, pero permiten precios asequibles y volúmenes suficientes para abastecer a una población inmensa. Seguramente es bueno que existan distintos tipos de producción y la posibilidad de elegir. Y es necesario un control estricto para que no se extralimiten en el uso de sustancias que pudieran ser nocivas.

    Saludos

  3. Aclaremos pues los desacuerdos, que no es fácil matizar en unas líneas:
    #3. El desacuerdo se puede convertir en acuerdo si le digo que las ventajas nutritivas de la producción ecológica se han convertido en un mito. Ya se sabe que los mitos son una cuestión de fe, y sólo la fe consigue milagros 🙂

    #4. A ver. Primero fijemos conceptos. Tan intensivo es el sistema de producción de un horticultor del minifundio gallego como el de una explotación almeriense de invernadero. Los resultados, en cuanto a calidad, son opuestos. El problema no radica pues en los sistemas intensivos (presentes incluso en producción ecológica) sino en los sistemas industriales. En cuanto al diferencial de precio, maticemos. Todos podemos comprobar cómo muchas personas eligen en una estantería un tomate que parece salido de un cuadro de un pintor hiperrealista -perfecto, brillante y completamente insípido- despreciando otro más feo pero sabroso, y que muchas veces está a un precio inferior. Y lo malo es que eso lo hacen una y otra vez. Al final, muchos productores se ven obligados a cultivar variedades long life a sabiendas de que son una porquería, puesto que si producen variedades de sabor al final se las tendrán que comer ellos.
    Por supuesto que la prioridad es obtener volumen suficiente para toda la población a precio asequible. El pagar cantidades absurdas por una patata morada es una frivolidad y una irresponsabilidad, pero la producción ecológica puede conseguir precios muy razonables en condiciones de proximidad, siempre y cuando la comercialización deje de aplicar márgenes basados en la estupidez del consumidor.
    Yo creo que hemos acercado bastante las posturas. Todo sea por los matices 🙂
    Gracias por la atención.

  4. Gracias por el debate, eSedidió

    Efectivamente, el post iba más bien dirigido a los «creyentes» de la religión naturista (para hacerles dudar).

    En lo referente a los precios, tienes razón, máxime cuando gran parte del precio no proviene de los costes de producción del tomate, sino del margen que le van metiendo todos los intermediarios.

    Y sí, más educación a todos (me incluyo, of course) no vendría mal para saber elegir sin depender tanto del aspecto. Aunque hay otras cosas: si compro un tomate que me dura dos días en el frigorífico, y no estoy dispuesto a comprar más de una vez cada diez días….

    Muchas gracias y saludos

  5. Que bien otra vez dándonos opción a «polemizardebatir», creo en el consumo de productos algo mas lógicos cultivados con algo mas de atención que escapen un poco a las macroproduccion entre otras cosas inevitables para alimentar al 99,9% del consumidor, desdeño la ultima moda del cocinero de Km0 (que por etiquetas no quede) del que solo cocina con ecológicos..etc etc etc, esta claro que siempre los habrá que se apunten a la ultima por estar a la moda y salir en los papeles y creo que si para algo nos puede ayudar este tipo de dudas a la hora de comprar es para conocer lo que tenemos mas cerca de casa que en muchos casos parece mentira pero nos son muy extraño sirva mi propio ejemplo con los alimentos de la comunidad en la que vivo Madrid http://www.alimentosdemadrid.org/ .Saludos

  6. Gracias por el comentario Sergio,

    Sí, productos cuidados sí, claro. Y ecológicos también, hay mercado para casi todo (creo). Pero sin utilizar falsas demagogias sobre sus propiedades o bondades, sin que se conviertan en acto de fe.

    Saludos

  7. De acuerdo con Esedidió. Al menos en el campo del aceite de oliva virgen extra, el hecho de que un aceite sea ecológico no implica que tenga mejores cualidades organolépticas ( es decir, que esté más bueno), ni tampoco que contenga más cantidad de polifenoles y carotenos; lo único que implica es que debe estar cultivado siguiendo unas prácticas agrícolas determinadas, por lo que se les presupone libres de trazas de fitosanitarios usados en la agricultura convencional.

    Es una pena que la iniciativa de Producción Integrada no haya tenido un impulso suficiente. Su principio es interesante: conjunto de prácticas agricolas que permitan elaborar un producto con las mejores cualidades organolépticas y que sean sostenibles medioambientalmente.

    Un saludo

Los comentarios están cerrados.