EL RUIDO MIENTRAS SE COME MODIFICA LAS PERCEPCIONES

Otro de esos estudios que muchos hubiéramos firmado (y afirmado) sin necesidad de hacerlo. A quién no lehan amargado alguna vez la comida una obra de los vecinos, o un niño dando voces ha arruinado unas tranquilas cañas sentado en una terraza, o ha habido que pedirle al dueño del restaurante que baje la música. Pues unos investigadores de la empresa Unilever, de Holanda, con otros de la Universidad de Manchester, en un estudio publicado artículo en el Food Quality and Preference (bueno, está aún en cola de publicación), constatan que esto es así. Que el sonido durante la comida puede modificar las percepciones, haciendo que el alimento nos guste más o menos, e incluso variando la intensidad del sabor.

El estudio fue realizado con 48 sujetos, a los que se les daba alimentos dulces (como galletas) o salados (como patatas fritas de bolsa), mientras a través de unos auriculares se les hacía oír silencio o ruido (no sé si tiene sentido decir «hacer oír silencio»). Al valorar la intensidad de sus percepciones, tanto el sabor dulce como el salado o la valoración global del producto, eran reducidos por el ruido, mientras que éste intensificaba la percepción el carácter crujiente del alimento.

Es decir, que una cosa nos puede llegar a saber menos intensamente, menos dulce o salada, o gustar menos, si hay mucho ruido. ¿Será esta la causa por la que suele estar tan mala la comida de los aviones? No lo creo, en la mayoría de los casos esos menús no les salva ni el silencio del desierto del Kalahari.

Es decir, que el ruido puede arruinarnos una comida, no ya solamente porque sea más difícil la comunicación con el resto de comensales, sino porque puede llegar a afectar a las percepciones de la comida que estamos tomando. Cada vez me interesa más esto de las sinergias entre percepciones.

El cuadro es “Stowe Slope” de James van Patten.

5 pensamientos en “EL RUIDO MIENTRAS SE COME MODIFICA LAS PERCEPCIONES

  1. Gracias por el comentario, Sergio.

    Sin duda es un magnífico ejemplo. Yo lo utilizo siempre (ese ejemplo) cuando doy una charla sobre estos temas .

    Saludos y gracias por vídeo.

  2. desde luego que es así, está claro que los factores extrínsecos a los alimentos modifican la percepción tanto o más que los propios del producto en cuestión.

    en un ensayo de estas características, quise demostrar que un alimento en diferentes contextos modifica la percepción sensorial, en este experimento puse el mismo vino pero utilizando diferentes imágenes y sonidos, los invitados al evento se quedaron de piedra cuando les dige que era exactamente el mismo vino.

    desde luego que es un tema muy interesante….

  3. Gracias por el comentario Maruxa.

    Sin duda muy interesante tu experimento. Ahora lo suyo es sacarle partido a esa interacción, y elegir aquello que potencia lo que interesa. De estos temas hay conocimiento empírico abundante (música tranquila, iluminación suficiente pero no deslumbrante, pocos ruidos….) pero pocos datos científicos.

    Gracias de nuevo.

  4. Pingback: ¿SE BEBE MÁS CON MÚSICA? | La margarita se agita

Los comentarios están cerrados.