EVIDENCIAS CIENTÍFICAS PARA SUPLEMENTOS DIETÉTICOS

A través del blog “La ciencia es bella”, he llegado a la página “Information is beautiful”,  de diseño altamente atractivo, y más concretamente a este gráfico interactivo en el que se representan diferentes suplementos dietéticos, su posible repercusión sobre distintos aspectos relacionados con la salud, la fiabilidad o contundencia de la evidencia científica que avala (o no) sus efectos, incluso las citas a trabajos científicos en los que se estudia dicho efecto.

Si en el gráfico os posicionáis con el ratón en la pestaña de la derecha, que lleva el encabezado “Show me”, tenéis una lista de “usos” para esos suplementos y de “tipos” de suplemento, con los que se puede filtrar la información solamente para las dolencias o efectos que uno desee conocer. Cuanto mayor es el tamaño de la burbuja en la que se enmarca el suplemento, mayor es el número de referencias en Google sobre su uso (lo que tiene un valor difícilmente extrapolable a la evidencia científica, ya que si tecleas en Google Iker Jimenez, seguramente te saldrán más entradas que sobre Watson y Crick -por higiene mental, prefiero no hacer la búsqueda de Jiménez-).

Cuanto más arriba esté el compuesto o suplemento en el gráfico, mayor es la evidencia de que el efecto existe, mientras que de los que están situados en la parte baja del gráfica, no ha podido ser demostrado su efecto con fiabilidad. De hecho, en el eje de la izquierda se representa el grado de la evidencia sobre sus efectos (fuerte, buena, prometedor, línea de si merece la pena o no, dudoso, ligero o ninguna evidencia). Si pincháis encima de un compuesto, se abre una ventana con una (y solo una) referencia a un trabajo científico.

Curiosidades hay muchas. Ausencias bastantes. Atrevimientos no pocos. Pero en cualquier caso es divertido y sirve como índice para irse adentrando en el posible uso de determinadas sustancias. Me gusta (desmitificar es uno de mis vicios declarados) irme a la parte baja del gráfico, donde están las sustancias de las que no se ha podido probar efecto alguno. Por ejemplo, la vitamina C, de la que la gente se atiborra para los inviernos con sus catarros, está por debajo de la línea de merecer la pena (¡¡cuidadín!! Se habla de si la suplementación mejora la dolencia, no sobre si la falta del nutriente puede provocarla, que no es lo mismo). O el resveratrol, tan controvertido (incluso con algunos estudios que lo relacionan con el desarrollo de cánceres, mientras que para otros es la panacea), que aparece en la parte baja del gráfico cuando se filtra para cáncer.

Diver, ¿no?

El cuadro es “L’Indolente”, de Bonnard.

4 pensamientos en “EVIDENCIAS CIENTÍFICAS PARA SUPLEMENTOS DIETÉTICOS

  1. Está chulo sí, y se presta al comentario y la tertulia. Me llama la atención la cantidad de burbujas que tiene el omega 3 abajo, en tanto que arriba sólo aparece el omega 6. También es curioso que aparezcan las hojas del olivo para bajar la tensión arterial, ¡no tenía ni idea! También resulta curioso el ajo, que siempre lo he tenido como un alimento sanísimo y bueno para muchas dolencias y aparece regular.

    Muy chulo.

  2. Gracicas por el comentario.

    Yo no me tomaría a pie juntillas la información. Tengo la sensación de que no se basa en una revisión pormenorizada de contenidos (la referncias que incluye al pinchar, por ejemplo, no tiene siempre una relación clara con el tema en cuestión). Vamos, que a la hora de encontrar evidencias, cuenta lo mismo cada publicación, independientemente de su seriedad. A mi también me llamó la atención lo de los omega-3. Lo del ajo, menos.

    Saludos

  3. Y yo que pensaba que la marga hacía un break. Hoy entro a ver que se cuece y tengo un montón de post sin leer. ¡Qué bien que la semana que viene estoy de vacaciones y puedo leerlos con calma!
    Orges, da recuerdos a mi amiga Anamos y felices fiestas.

  4. Gracias por el comentario, Rodri.

    Pues sí, se acabó el «break» y otra vez al tajo.

    Le doy recuerdos de tu parte a Anamos.

    Feliz año

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