RESULTADOS DE LAS ENCUESTAS: UVAS Y GAMBAS

En cuanto al hollejo de las uvas, tal y como aparece en la gráfica, casi el 77% de los encuestados (sobre un universo de 47 –hemos bajado el número de la primera encuesta a esta-) declaran que, o no se las pelan (las uvas) o rara vez lo hacen Si les sumamos el más de 10% que solamente se las pelan en nochevieja, más el 2% de “otros” (1 persona) que declaraba que solamente lo hacía cuando era pequeñito (ergo, ahora no las pela), nos sale que casi el 90% de la población no pela o raramente pela las uvas para comérselas. Os puede parecer una encuesta absurda y un resultado insulso, pero para mi tiene mucho valor, porque me rodean los que sí que las pelan, y parece que el bicho raro soy yo. Es decir, que la encuesta me da mucha fuerza moral (¡Gracias!).

Cosas buenas y no tan buenas de comerse los hollejos, más allá de la sensación de fibrosidad al masticar: en el apartado positivo, el hollejo tiene fibra alimentaria (reduce la absorción de otros carbohidratos y de algunos ácidos grasos, mejora y acelera el tránsito intestinal) y contiene una gran cantidad de compuestos con actividad antioxidante (como los taninos o el resveratrol). En el lado potencialmente negativo, en la piel pueden haber contaminación microbiana (por el contacto con la tierra o con diferentes superficies durante su manipulación), o pueden quedar sustancias nocivas, como residuos de la producción (compuestos antifúngicos o insecticidas). No osbtante, al menos en teoría, cuando llegan a nuestras manos deben estar exentas de todo tipo de riesgos, pero no está de más darles un buen lavado previo a su ingesta.

En lo relativo a las gambas, el número total de encuestados fue menor, entre otras cosas porque la encuesta ha estado menos tiempo colgada (aunque no hay que desdeñar el efecto cansancio de rellenar encuestas y el efecto “vayagilipollezdepregunta”). En cualquier caso, creo que los resultados son esclarecedores: más del 70% de los encuestados declaran succionar con fruición las cabezas de las gambas, con todo su sabor (y su colesterol y su acumulación de metales pesados), mientras que solamente un poco más del 25% dicen sentir asquito de las cabezas. La primera reflexión que se me ocurre es que creo que mucha gente que siente repulsa por las vísceras de los mamíferos (sesos, hígado, tripas, testículos…) se las comen sin más cuando son de crustáceos (ojos que no ven…). La segunda es que si esta misma encuesta se elaborase en los EUA o en el Reino Unido, seguramente la mayoría de las respuestas estarían en el apartado de “Otras”, con el comentario de “¡Ah, las gambas tienen cabeza!”.

No voy a abundar aquí en los potenciales efectos negativos de apiparse de cabezas de gambones (colesterol, superior acumulación de metales pesados, potencial subida de ácido úrico plasmático…). En cuanto a los positivos, el más importante, que están riquísimas. Erróneamente pensaba que la proporción de ácidos grasos poliinsaturados omega-3 era mayor en las vísceras, pero a la vista de algún que otro trabajo, parece que es más bien lo contrario.

Dejaré un tiempo de dar la vara con lo de las encuestas, que parece que no hay mucha participación.