¿TE HACE MÁS TONTO BEBER MUCHA COCA-COLA ?

A la fructosa le crecen los enanos. Hace no mucho incluí una entrada que enlazaba con una conferencia del Dr. Lustig (tomado de una entrada en el blog “Lo que dice la ciencia para adelgazar”), en la que, adornada de unos cuantos populismos anti comida procesada, se explicaban algunas de las muchas consecuencias nocivas de una alimentación con niveles elevados de fructosa. Y uno puede pensar “¡Anda, el azúcar de la fruta!” Y sí, la fructosa se encuentra en muchas frutas, pero el problema no deriva del consumo de frutas, sino de los jarabes de maíz ricos en fructosa, que por su bajo coste y su poder edulcorante se usan indiscriminadamente en la industria alimentaria, sobresaliendo por encima de todos su uso en los refrescos. Y el refresco por excelencia es…
Pues eso, que parece que la fructosa no está muy bien vista últimamente. O más bien habría que decir, el consumo de elevadas cantidades de fructosa, típico de las dietas plagadas de refrescos y demás dulzuras. Y ahora, a los efectos negativos sobre la salud derivados de ese tipo de alimentación (hígado graso, síndrome metabólico, diabetes tipo II…) se le une otro apuntado por un grupo de investigadores de UCLA: la tontería  (publicado en el Journal of Physiology). Bueno, no simplifiquemos tanto. Lo que han observado estos autores es que, en ratas de laboratorio, este tipo de dieta, enriquecida hasta niveles elevadísimos con jarabes de maíz ricos en fructosa, provocaban un funcionamiento más lento de las funciones cerebrales y dificultades con la memoria y el aprendizaje.
Así pues, según Gómez-Pinilla (uno de los autores), parece que lo que se come afecta a la manera en que uno es capaz de pensar, y que consumiendo una dieta con elevados niveles de fructosa durante mucho tiempo, se alteran las capacidades del cerebro para aprender y para recordar información (en el mismo estudio comprobaron que esos efectos negativos se podían corregir en parte, incluyendo niveles elevados de ácidos grasos omega-3 en la alimentación).
Básicamente lo que hicieron estos investigadores fue hacer cuatro grupos de ratas: a uno de ellos le dieron su pienso normal, a otro esa misma dieta pero le añadieron fructosa en el agua de bebida (como si bebieran refrescos). Los otros dos grupos eran similares a los dos primeros, pero incluyendo niveles elevados de ácidos grasos omega-3 en la dieta. Como casi siempre, a las pobrecitas ratas les pusieron unos laberintos con agujeros y una sola salida verdadera, a ver si se lo aprendían.
¿Y qué ocurrió? Pues que 6 semanas después, a las ratas que tomaban una dieta rica en fructosa les costaba un montón más encontrar las salidas del laberinto que a las que comían una dieta sin tanta fructosa (y también que ese efecto de la fructosa era paliado en parte por el consumo de ácidos grasos omega-3). Estos autores achacaron este efecto a que el consumo de elevados niveles de fructosa bloquea la capacidad de la insulina para regular el uso y el almacenamiento de los azúcares en las células, incluyendo las neuronas, lo que dificulta los procesos de pensamiento (e incluso puede interferir en las emociones).
Y esto puede ser preocupante porque (tal y como le comentaba a Centinel) cada vez es más normal que los chavales tengan los zumos, los refrescos o las bebidas energéticas (todos ellos normalmente dulces a base de jarabe de maíz rico en fructosa) como sustitutos habituales del agua. O los “refill” de los establecimientos de comida rápida, que hacen que uno engulla litros del oscuro jarabe sin darse cuenta. ¿Estará gestándose una generación con dificultades para salir del laberinto? ¿Tomaban el minotauro y Teseo cantidades ingentes de coca-cola? Bueno, es necesario recordar que el experimento estaba realizado con ratas, y cada bichito tiene su propio metabolismo. Habrá que esperar a otros resultados más concluyentes y realizados sobre humanos para poder poner el grito en el cielo con más argumentos.

El cuadro es “El despojo de Minotauro en traje de Arlequín” de Picasso.

8 pensamientos en “¿TE HACE MÁS TONTO BEBER MUCHA COCA-COLA ?

  1. Igual también hay que valorar las cantidades. Si no me equivoco, en el estudio se les da a las ratas una cantidad de azúcar muy grande, cuyo equivalente humanos sería una barbaridad, ¿no?

  2. Gracias por el comentario, Centinel.

    Sin duda, sin duda. En el trabajo este las ratas beben como cosacas: como si una persona se bebiese unos 6 litros al día (también hay que tener en cuenta que su alimento es muy seco). El agua de bebida de las ratas tenía un 15% de fructosa, y la cocacola tiene en torno a un 11% de azúcar, de la cual, en USA, el 55% es fructosa, y en Europa, el 50% (creo que siguen haciendo la de aquí con sacarosa y la de allí con HFCS). Haciendo cuentas, para que saliese equivalente, habría que beberse del orden de 15 litros de cocacola al día. No obstante, nuestra dieta tiene más fructosa, no solo la de la cocacola (dulces, fruta, golosinas…). Es complicado hacer un cálculo real; pero sin duda, resulta muy difícil llegar a los niveles de consumo de fructosa de las ratas del experimento a base de coca-cola.

    Saludos

  3. Orges,

    Sólo una pregunta qué diferencia la coca cola light de la otra?; lleva fructosa la coca light. Por cierto muy bueno el libro y las cosas que he visto del blog de Centinel.

    Si vienes por América avísame.

    Un abrazo
    Santi

  4. Una pregunta, las ratas regulan el consumo por energía o por volumen, de ser por energía el consumo de fructosa sería limitado, así el animal se protegería del exceso. Me da la impresión que en humanos la regulación de la ingesta no es como en los animales, donde aplica un concepto mas de voluntad, por lo que el consumo de frctosa en nosotros, tendría efectos más nocivos, al no tener un límite fisiológico tan claro y más vulnerable. Que piensas?

  5. Gracias por los comentarios, Paola y Santi.

    Santi, la light no lleva fructosa, sino edulcorantes tipo Acesulfamo K, ciclamato o aspartamo. Desconozco si la composición es idéntica en todos los países (pero no llevará fructosa, en cualquier caso). Y sí, lo de Centinel está muy bien. En cuanto a lo de ir por allí, tengo alguna propuesta de Francis, pero ya sabes que ando con la pata chunga….

    Paola, muy buena y difícil pregunta. Los mecanismos de saciedad son muy diferentes y variados: repleción del estómago, estímulos hormonales, niveles circulantes de algún nutriente o derivado…. Confieso que desconozco cuáles son los que más peso tienen en la rata. Y sí, es cierto que en los humanos a todo ello hay que añadir la voluntad de saber parar aún sin sentirse saciado (aunque ciertamente no siempre funciona). No sé en qué medida uno es capaz de comer más allá de las indicaciones fisiológicas de saciedad, o más bien es que esas indicaciones no estaban desarrolladas para la disponibilidad tan absoluta de alimentos que tenemos ahora. Creo que está pregunta es más para el amigo Centinel en su blog (si no te parece mal, se la paso a él)

    Saludos

  6. Gracias por el pase. Recojo la bola, o algo así.
    El tema de por qué comemos de más os humanos, evidentemente, es diferente mucho más complejo que en las ratas. Los factores van desde el tipo de alimentos y su palatabilidad, pasando por aspectos psicológicos, ambientales, genética…De cualquier forma, como cuento en el libro, en mi opinión suele haber uno que predomina: El tipo de alimentos, es decir, la dieta. Si comemos lo que hay que comer, el hambre se autorregula muy bien.

    De todas las formas, las ratas también parecen tener su cosillas. Mira por ejemplo este arículo:
    http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/science/newsid_7241000/7241969.stm

  7. Centinel lo que deduzco del articulo es que habría un componente importante de regulación por energía, si observas el animal se prepara para saciarse por la ingesta calórica, al no haber energía real sigue comiendo, evidentemente hay un límite físico en este asunto al que se llegará tarde o temprano..

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