MÁS ATRASOS

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Algunas noticias interesantes que se me han ido quedando en el tintero:
.-Investigadores de la Universidad de Purdue (muy buena) han publicado en el British Journal of Nutrition (mu bueno too) que la hora a la que se ingieren las proteínas tiene mucho que ver con la sensación de repleción a lo largo del día. En este estudio pudo comprobarse que las personas que desayunan alimentos ricos en proteínas de alto valor biológico (como huevos o beicon) tienen una mayor sensación de saciedad durante todo el día, comparados con los que ingieren más proteínas en la comida o en la cena. La consecuencia sería que estas personas (las que desayunan huevos) al final acabarían ingiriendo menos calorías, por esa sensación de repleción. Y yo que me desayuno un café con dos galletas…
.-Otros, de la Universidad de South Carolina, han publicado un artículo en The American Physiological Society, en el que apuntan a un efecto protector de la quercetina sobre el padecimiento de la gripe (el estudio era en ratones). La quercetina es un efectivo antioxidante, presente en alimentos como uvas, arándanos, té, brócoli y (redoble de tambor) ¡¡el vino -tinto-!!. Así que, a lo mejor, lo de «al catarro con el jarro» no va tan desencaminado. Me ha resultado curioso en este estudio que para inducir mayores tasas de incidencia de gripe en los ratones, los tenían todo el día haciendo ejercicio. Y yo que creía que lo de salir a correr me mantenía sano.
.-En un estudio conjunto de americanos y canadienses publicado en los Proceedings of the National Academy of Sciences, se aventura que niveles legales de Bisfenol A, un compuesto químico presente en los recipientes hechos de policarbonato (un plástico muy común, en biberones, envases alimentarios, latas…), podrían causar una disminución de las conexiones entre células cerebrales en primates y podría conducir a pérdidas de memoria y dificultades de aprendizaje, así como a depresión. Basándose en estos resultados, los investigadores en cuestión solicitan que se reduzcan los límites admitidos de este compuesto (bisfenol A) en alimentos. Hay que decir que el modelo utilizado, aunque válido, no es exactamente real. Lo que hacían era someter a los monos a un tratamiento hormonal que se sabe que aumenta la formación de circuitos neuronales, y a la vez se les daban determinadas dosis de bisfenol A. En los que tomaban más de este compuesto, no se producía la formación esperada de esos circuitos.
El cuadro (grabado) es «Three worlds», de Escher.