ESCOGEMOS MEJOR PARA NOSOTROS. O TAL VEZ NO.

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Me gustan mucho los estudios que intentan elucidar cómo elegimos, qué cosas nos gustan. Y eso que en la mayoría de los casos lo que se intuyen son tendencias y patrones, y raramente (o nunca) se puede llegar a aseverar categóricamente sobre estos temas. Hay varias revistas centradas en este tipo de estudios, ya que el interés de la industria en saber qué nos hace comer más o menos o qué factores inciden en nuestra compra, es enorme. Pero estas investigaciones sirven también para mejorar la dieta, para conocer en qué factores se puede incidir para que la población en general coma mejor.
No había entrado nunca en el Journal of Consumer Research, ni siquiera tengo ahora mismo idea de si se trata de una revista de prestigio o no, pero desde luego los estudios que publican son interesantes y divertidos (en el sentido más positivo de la palabra). Por ejemplo, me ha llamado la atención un artículo (de nuevo, en un tiempo dejará de funcionar el enlace, porque ahora se trata de un avance de publicación) en el que un investigador de la Universidad de Miami parece haber identificado que la actitud a la hora de comprar alimentos para uno mismo y para los demás es diferente. Según este estudio, cuando uno compra para sí mismo tiende a tener en mente consideraciones sobre las implicaciones de los diferentes alimentos sobre la salud, y con frecuencia elige alimentos que considera que le van a venir mejor, mientras que cuando compra para los demás, lo que prevalece es que lo elegido vaya a satisfacer los sentidos de la persona para la que se compra.

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