¿TE HACE MÁS TONTO BEBER MUCHA COCA-COLA ?

A la fructosa le crecen los enanos. Hace no mucho incluí una entrada que enlazaba con una conferencia del Dr. Lustig (tomado de una entrada en el blog “Lo que dice la ciencia para adelgazar”), en la que, adornada de unos cuantos populismos anti comida procesada, se explicaban algunas de las muchas consecuencias nocivas de una alimentación con niveles elevados de fructosa. Y uno puede pensar “¡Anda, el azúcar de la fruta!” Y sí, la fructosa se encuentra en muchas frutas, pero el problema no deriva del consumo de frutas, sino de los jarabes de maíz ricos en fructosa, que por su bajo coste y su poder edulcorante se usan indiscriminadamente en la industria alimentaria, sobresaliendo por encima de todos su uso en los refrescos. Y el refresco por excelencia es…
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MATIZANDO

Después de haber visto el reportaje «Sugar: the bitter truth» (Azúcar: la amarga verdad), al que he llegado a través del blog  «Lo que la ciencia dice para adelgazar«, me ha dado el impulso de borrar lo que había puesto sobre la fructosa en la entrada sobre los nocebos. No obstante, antes de hacerlo estuve un rato dándole al Science Citation Index, a ver si encontraba una revisión sobre el tema que me ofreciera garantías. Y he encontrado una publicada en la revista «Nutrition & metabolism«, por una persona que no es sospechosa de estar ligada de ninguna manera a la industria, para que cada uno pueda leer y estar informado sobre el tema. Lo cierto es que el vídeo de Robert H. Lustig suena muy convincente, pero no me gusta el tono americano simplista de lo bueno y lo malo. El artículo de revisión me parece más científico, no es tan categórico. En fin, difícil cuestión.

El cuadro es «Bodegón de membrillos», de Zurbarán.

SURTIDO DE «NOCEBOS»

Me ha gustado el palabro “nocebo”, que no conocía. Sería el primo hermano de placebo (que, dicho sea de paso, es uno de mis grupos fetiche), pero en su versión negativa. Es decir, expresa el efecto subjetivo de empeoramiento de la salud que perciben algunas personas cuando toman algo (un medicamento o algún componente de su dieta) y que no se corresponde con un efecto real; y consecuentemente, llevaría a la mejora (subjetiva) de sus síntomas cuando ese elemento deja de ser consumido. Aquello de las personas que sin ser intolerantes a la lactosa o alérgicas a las caseínas, dicen que se encuentran muchísimo mejor desde que no beben leche.

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MÁS REFRESCOS: MÁS GOTA

imageUn artículo publicado en la prestigiosa revista «British Medical Journal«, pone de manifiesto un aumento en el riesgo de padecer gota (la enfermedad derivada del acúmulo de cristales de ácido úrico en las articulaciones) en hombres que tomaban dos o más refrescos (con azucar: me salvo) al día. Lo curioso (y malo, creo) es que el consumo de elevadas cantidades de fructosa (bueno, de bebidas con elevadas cantidades de fructosa) también aumenta en gran medida el riesgo de padecer esa enfermedad tan molesta. Y ahí entra el consumo elevado de zumos de fruta. Ergo, no es bueno sustituir el agua por zumos (es mejor sustituirla por vino, digo yo).
El dibujo es «Purgatorio», de Barceló.