En el último post del blog de Harold McGee (a partir de su última columna en el New York Times), se describe un procedimiento sencillo y útil para evitar el deterioro de frutas del bosque (concretamente arándanos) por mohos. Este tipo de frutas exhibe sobre su superficie un rápido desarrollo de mohos debido, en primer lugar, a que las esporas de mohos son ubicuas (vamos, que están en todas partes), y en segundo lugar, a la humedad propia de la superficie de las frutas, que las convierte en un excelente medio para el desarrollo de los susodichos mohos. A pesar de mantenerlas a refrigeración, y eso que el frío enlentece mucho el desarrollo de los mohos, la presencia evidente de estos microorganismos y el deterioro suele aparecer en menos de 24 horas. ¿Qué hacer?