A DIOS ROGANDO…

De cuando en cuando salta a la palestra de nuevo la polémica sobre la manera en que está permitido sacrificar a los animales cuando se trata de ritos religiosos (en el blog que han desarrollado mis alumnos este año hay varias entradas y comentarios al respecto). En esta ocasión se trata de un artículo en a revista Veterinary Record, escrito por Bill Reilly, que fue presidente de la asociación de veterinarios del Reino Unido. Este señor plantea (de una manera británicamente respetuosa para con los que tienen las creencias aludidas por sus comentarios) una serie de puntos que considera inadecuados en lo que se refiere al sacrificio sin aturdimiento previo del animal.

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OTRA VEZ EL PROBLEMA DE MATAR

Arquitectura de los nivelesklee
En una de las primeras entradas de lamarga, hace ya casi 5 años (“Matar para comer”), se comentaba el delicado asunto de sacrificar a los animales, y posteriormente se volvió a hablar más específicamente del asunto de los sacrificios rituales (“Comer con fe”). Hablamos de cómo la normativa europea establece que todos los animales deben ser insensibilizados, aturdidos, antes de proceder a su sacrificio mediante sangrado. Y también se explicaba que había una cierta controversia con el asunto de los sacrificios rituales para la población judía y musulmana (ritos Kosher y Halal respectivamente), ya que específicamente la legislación permite que en estos casos los animales se maten por degüello sin insensibilización previa. Pues bien, ahora la chispa parece haber saltado en Italia, donde algunas asociaciones de defensa de los derechos de los animales han protestado por dichos métodos de sacrificio a raíz de que algunos supermercados de la capital romana hayan empezado a comercializar carnes de animales sacrificados por el rito Halal. Interesante disputa: ecologistas contra religiosos ortodoxos.

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COMER CON FE

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Y no se trata de la actitud religiosa para con la comida que adoptan algunos, confiando ciegamente en los poderes curativos y milagrosos de determinados alimentos (los “naturales”, los “vegetales”, los “puros”…) y demonizando a otros, que son encarnación del mal, responsables de la enfermedad, complot de la modernidad contra la salud humana. No, los tiros no van por ahí.
Entre los determinantes del consumo de alimentos en las diferentes culturas, la religión juega un papel destacado, prohibiendo determinados alimentos y santificando otros (curiosa similitud con la actitud de los talibán de la alimentación “pura” ¿no?). En un artículo del Dr. Jesús Contreras publicado por la Fundación Medicina y Humanidades Médicas, se detallan algunos de los tabúes alimenticios ligados a las religiones mayoritarias, así como determinada simbología religiosa asociada a alimentos como el pan o la carne. El artículo entero merece la pena, pero a mí me resultan especialmente interesantes los asuntos agroeconómicos ligados a la religión. Se comenta en esta revisión cómo algunos investigadores (muy especialmente Marvin Harris, en su famoso libro “Bueno para comer”, muy recomendable: está en Alianza) opinan que determinadas prohibiciones religiosas tiene más que ver con razones de subsistencia que con la simbología o con lecturas místicas. Uno de los casos más debatidos es el de la prohibición de comer carne de cerdo, que es común a religiones como la judía y musulmana y otras del medio oriente.

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