LA LECHE, EL SUEÑO Y EL PAVO DEL DÍA DE ACCIÓN DE GRACIAS

Parece que no tienen mucho que ver, ¿verdad? Empezaré por lo que nos cae más lejos: existe una leyenda urbana en los EUA, de esas que con un par de palabras técnicas pretenden atribuirse más credibilidad (como el que cita una cifra de la que no se acuerda con decimales, para dar más credibilidad a su invención), que dice que el día de acción de gracias, después de haberse apipado de pavo, jarabe de arce, pasteles de calabaza y demás americanadas (muchas de ellas deliciosas), entra un sueño tremendo por la cantidad de triptófano que tiene la carne de pavo.

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PARA DORMIR UN POQUITO MEJOR

No es infrecuente encontrarse con amigos o conocidos que les cuesta dormir, que tardan en coger el sueño (tampoco es raro lo contrario, marmotas humanas que se duermen con facilidad pasmosa y lo hacen como con rabia, mordiendo fuerte el sueño). Hay casos bien conocidos de relación entre alimentos y sueño, como el efecto de los derivados de la xantina (cafeína, teofilina y teobromina, presentes en el café, el té o el cacao, por ejemplo) aumentando la alerta y provocando una disminución de la sensación de sueño (efecto este que incomoda un montón a los insomnes). Se ha hablado también del posible efecto tranquilizador de alimentos que contengan el aminoácido triptófano, ya que interviene en la síntesis de serotonina, un neurotransmisor que se relaciona con la sensación de bienestar y con la secreción de melatonina, hormona que regula los ciclos de vigilia/sueño. No obstante, no parece claro que esa relación sea directa (a más triptófano, mejor sueño), ya que la regulación es harto compleja.

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