EVIDENCIAS CIENTÍFICAS PARA SUPLEMENTOS DIETÉTICOS

A través del blog “La ciencia es bella”, he llegado a la página “Information is beautiful”,  de diseño altamente atractivo, y más concretamente a este gráfico interactivo en el que se representan diferentes suplementos dietéticos, su posible repercusión sobre distintos aspectos relacionados con la salud, la fiabilidad o contundencia de la evidencia científica que avala (o no) sus efectos, incluso las citas a trabajos científicos en los que se estudia dicho efecto.

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SUPLEMENTOS DIETÉTICOS PARA FUMADORES: CUIDADÍN

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No me extenderé (dos posts en un día es más de lo que soporta mi maltrecha cabeza): en un estudio EPIDEMIOLÓGICO publicado en el «American Journal of Epidemiology”, se señala que los fumadores que toman suplementos vitamínicos con beta-caroteno tienen un riesgo de padecer cáncer de pulmón de hasta un 102% superior a los que no toman los suplementos. Los autores recomiendan que los fumadores no tomen este tipo de suplementos (bueno, aunque no lo digan, me imagino que lo primero que recomiendan es que dejen de fumar). He puesto en mayúsculas epidemiológico. Este tipo de estudios se basa en encuestas a la población o en datos de consumo o estadísticas poblacionales, pero no en ensayos clínicos. Es decir, los autores no han seleccionado a mil fumadores y han tenido a la mitad con suplementos de carotenos, lo cual daría más contundencia a las conclusiones. Los estudios epidemiológicos están muy bien para encontrar pistas, pero no son concluyentes (hay multitud de factores no controlados).
El dibujo es mío.

SUPLEMENTOS (recuperado)

La vida es una lucha contra la oxidación. Es una extraordinaria fuente de energía, pero paralelamente provoca daños en numerosos sistemas orgánicos. Ergo, se han venido empleando diferentes tipos de antioxidantes para paliar los daños que la oxidación provoca. Así, en las parafarmacias y herboristerías se pueden encontrar miles de píldoras, ungüentos, mejunjes y demás cargados de antioxidantes, con lemas referidos al alargamiento de la vida (cuando no de otras cosas), la defensa contra el sol, el envejecimiento etc. Pues bien, existen estudios recientes que cuestionan seriamente la utilidad de estos suplementos de antioxidantes. Es más, pueden llegar a presentar efectos adversos. Selecciono un párrafo: “Un estudio que debía durar 6 años con 18.000 personas con una elevada probabilidad de padecer cáncer de pulmón, tuvo que ser suspendido a los cuatro años ya que la incidencia de cáncer de pulmón era un 28% más elevada y la tasa de mortalidad era un 17% más alta en los individuos del grupo que tomaba suplementos de beta-caroteno” (una de las formas de la vitamina A). Así que, cuidadín a los fieras del pastilleo y de los mejunjes curalotodo.
Es más, esto es extensible a la mayoría de suplementos vitamínicos. En otro macroestudio llevado a cabo en USA en el que pretendía evidenciar los beneficios del consumo de estos suplementos se observó que dichos suplementos no parecían tener ninguna repercusión positiva sobre la salud, excepto en los casos en los que eran realmente necesarios (ácido fólico en mujeres en edad fértil para prevenir malformaciones en el feto; vitaminas C y E, betacaroteno, zinc y cobre para prevenir la ceguera por degeneración macular, así como suplementos de vitamina D y calcio en mujeres postmenopáusicas para evitar fracturas). Claro, en la televisión nos dicen “estados carenciales” y uno piensa que con la paliza que llega del trabajo su estado es carencial seguro. Pues en la mayoría de los casos eso no es así, y tomar suplementos se convierte en un gasto estúpido, un efecto placebo más.