NATURAL Y TRADICIONAL

SON ADJETIVOS QUE, REFERIDOS A LOS ALIMENTOS, DESPIERTAN CONFIANZA. SIN EMBARGO POR SÍ SOLOS NO SUPONEN UNA GARANTIA. NI LO “ARTIFICIAL» UN PASAPORTE A LA ENFERMEDAD image

Lo natural y lo tradicional juegan con una ventaja: el tiempo. Se han consumido durante muchos años sin que se hayan asociado a ninguna enfermedad. En cambio, cuando se sugiere el uso de un nuevo aditivo o se propone un proceso de elaboración diferente, tienen que ganarse la confianza en poco tiempo. Y eso no es fácil. Las pruebas son muy duras y tiene que quedar inequívocamente demostrada su salubridad. Se les exige más que a los ya históricamente admitidos.
En cualquier caso, es mejor no fiarse del adjetivo (natural o artificial). En cada caso, el peligro tendrá su nombre y apellidos. Y existen peligros con nombre y apellidos que son muy “naturales”. De hecho, ha sido el desarrollo de tecnologías (artificiales) de conservación lo que ha permitido disminuir la incidencia de un gran número de enfermedades de origen “natural��? (porque las bacterias que provocan la salmonelosis o el botulismo, son naturales, ¿no?) que antaño provocaban la muerte de muchas personas. Otros alimentos “naturales”, como son algunos moluscos, de vez en cuando presentan una toxicidad muy importante (mareas rojas). También el pescado crudo (¿hay algo más natural?) de vez en cuando contiene unos gusanitos (Anisakis) que, amén de ser desagradables, pueden provocar una patología seria. Y que decir de las setas. O de las patatas cuando no son conservadas de manera adecuada. No quiere decir esto que lo “natural” sea peligroso. Pero lo “artificial” tampoco lo es en sí.
Es frecuente que el comprador arrugue la nariz ante la incómoda (e indescifrable) presencia de una serie de E seguidas de un número en la composición del alimento (aditivos alimentarios). Muchas de estas E corresponden a compuestos que aparecen de manera natural en otros alimentos. Sin embargo, hay procesos tradicionales como el ahumado o el curado, que entrañan muchos más riesgos para la salud que el uso de aditivos. Y esos no llevan E (o no muchas) y la gente tan contenta. Un ejemplo: llevamos toda la vida comiendo con toda confianza productos curados: jamón, chorizo, beicon… Curados son aquellos alimentos en los que en su proceso de elaboración se añaden nitratos o nitritos. Se permite el uso de estos aditivos (del E 249 al E 252) porque se consumen desde antaño y nunca ha pasado nada. Pero no es del todo así. Se sabe que su presencia en alimentos está relacionada con la formación de nitrosaminas, muy cancerígenas (no os asustéis, los niveles están regulados). Si los nitritos no se hubieran usado y su uso se descubriese hoy, no habría manera humana de que los admitieran como aditivos alimentarios. Sin embargo ¿a alguien le da miedo comer jamón? Pero es que algunas verduras (las espinacas por ejemplo) tienen muchos más nitratos (de manera natural) que los productos curados.

Pero entonces ¿QUÉ COJ… COMEMOS? Creo que no hay que ponerse histéricos. Un poco de sentido común y menos integrismo alimentario. Y un poco de cuidado.

2 pensamientos en “NATURAL Y TRADICIONAL

  1. Los nitratos se reducen a nitritos en el tracto gastrointestinal del que los consume. Los nitritos (o algunos derivados suyos) pueden reaccionar con aminas secundarias (por ejemplo, que te puedan sonar, aminoácidos) y forman nitrosaminas, que son los compuestos problemáticos. Como casi todo, el problema son las cantidades. Una ingestión puntual y alta de nitratos no tiene porqué ser un riesgo, pero sí llevar una dieta con un contenido alto en nitratos constantemente. Se puede mejorar la situación consumiendo bastante ácido ascórbico (vitamina C, naranjas, kiwis, limones….) que interfiere en la síntesis de nitrosaminas.
    De todas maneras, el contenido en nitratos de las verduras se está empezando a controlar.

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