EL AROMA DEL SEXO

Una de las estrategias de las que se sirven los animales de un sexo para atraer a los del otro es la síntesis y liberación al ambiente de unas sustancias químicas (químicas pero naturales, que disgusto para los integristas de lo natural) denominadas feromonas. image Estos compuestos llegan hasta las células olfativas de la cavidad nasal del individuo de la misma especie y sexo contrario y allí desencadenan una cascada de reacciones bioquímicas (lo siento, la atracción sexual tiene mucho de bioquímica y fisiología, que se le va a hacer) que finalmente ponen en disposición de llevar a buen término las intenciones de cópula del emisor de las susodichas feromonas. Hasta aquí todo bien (sobre todo para el que emite las feromonas, si ha tenido éxito). El problema para nosotros los humanos surge cuando una de esas feromonas aparece en un alimento, y cuando además somos capaces de percibirla.

Este es el caso de la carne de cerdos machos (verracos). Los verracos acumulan en sus tejidos (incluyendo la grasa de la carne) una feromona denominada androstenona. No sé si afortunada o desgraciadamente, en los humanos el efecto de la feromona no tiene nada que ver con los impulsos sexuales hacia el emisor de la sustancia. Todo lo contrario, para nosotros tiene un olor repulsivo, que hace que la carne de cerdos machos sin castrar sea en la mayoría de los casos incomible. Y digo en la mayoría y no en todos los casos porque un porcentaje importante de la población no es sensible a su olor. El término técnico para definir la incapacidad de percibir un olor es anosmia (individuos anósmicos a la androstenona en este caso). Llama la atención que hay un mayor porcentaje de hombres anósmicos a la androstenona que de mujeres. O dicho de otra manera, las mujeres muestran una mayor sensibilidad a ese olor. Curioso ¿no?. Hay también diferencias entre poblaciones: en Estados Unidos el porcentaje de personas anósmicas a la androstenona (los que comen carne de verraco sin protestar) dobla al de Africa o al de Europa. Esto seguramente tenga más que ver con distintos hábitos alimenticios que con diferencias genéticas (al fin y al cabo la genética de los estadounidense debe ser algo así como una mezcla entre la de los africanos y la de los europeos, con perdón de los genetistas, de los africanos, de los europeos y de los estadounidenses, que los susceptibles abundan como la mala hierba). En fin, que el repugnante olor de la androstenona es una de las causas de que en la mayoría de los países se castre un altísimo porcentaje de cerdos machos.
Que sorpresa me llevé el otro día cuando preparando una presentación sobre este tema, y buscando en la red androstenone (androstenona en inglés) para no tener que dibujar la estructura química de la molécula, me encontré un importante número de páginas que vendían androstenona en frasquitos como atrayente sexual, asegurando la rendición de cualquier tipo de resistencia y reticencia de la presa pretendida si se aplicaba una dosis del referido ungüento. Nada, a prescindir del manido e inocuo perfume, que las más de las veces como mucho consigue comentarios positivos y tiernos sobre la bondad del olor, pero ni un mal arrebato, ni tan siquiera una mirada lasciva (así que de lo otro ni hablamos). Vaya por delante que dudo mucho de la utilidad del asunto, pero bueno, parece que hay estudios serios sobre la capacidad del olor masculino de mejorar la receptividad sexual en el género femenino (seguro que más de una estará arrugando la nariz).
Considerando todo esto en su conjunto, mi llamamiento es el siguiente: ¡¡restaurantes eróticos del mundo, utilizad carne de verraco y publicitadla con grandes caracteres en el menú!! ¡¡y exigid un precio elevado por ella!! El olor es repugnante, pero muy evidente, nadie se sentirá estafado. Y en realidad, el que va a cenar allí pocas feromonas necesita ya para triunfar. Por lo demás, es como el cuento del traje del rey: pocos se atreverán a negar que le hierve la sangre tras degustar el solomillo de verraco Ibérico sin castrar con salsa de almejas salvajes y guarnición de criadillas de toro y rábanos rellenos de nata.
¡Que aproveche!

6 pensamientos en “EL AROMA DEL SEXO

  1. Yo no uso eso para ver si “las pongo verracas”, pero sí que me atraen mucho los olores de ellas, incluso no estando pegaditos.
    La verdad es que para los que no fumamos y nos queda nariz suficiente yo creí que era un estímulo generalizado… ¿qué opináis?
    Yo recuerdo varios olores que me seducen profundamente, a determinada hembra. He visto desodorantes que se parecen… más bien producidos por la zona del pecho y las axilas…. y me encantan.
    Ahora con mi cambio de pareja, me tuve que acostumbrar al nuevo olor, que ya tengo muy asumido… y las fuentes donde se produce y es más fuerte.

  2. Pues yo no soy muy feromónico. De hecho, no soy capaz de percibir la androstenona de cerdo (no sé si tienen algo que ver). Tal vez sea un paso más en nuestra constante pérdida de habilidades.

  3. hola   amigo muy interesante lo que escrbes   ahi   solo tengo una duda   y creo k realmente tu sabiendo todo lo escrito en esta pagina comienzes por decir mi intriga hay partes confusas que escribes yo entendi k en la carne del cerdo hay androstenona ahora pregunto es bueno comerla o no

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