París-I

Ante todo, muchas gracias por vuestro apoyo. Intentaré no hacer mucho el ridículo. Hoy me he enterado del nombre de alguno de los que participan y la saliva ha espesado por momentos, y he empezado a tener dificultades al tragar. image
Y es que son nombres de muy reconocido prestigio en sus respectivas áreas, que no necesariamente tienen que ver con los alimentos, pero que se han ido acercando a la cocina seducidos por Herve. En fin, alea jacta est.

París no puede defraudar: es tal y como a uno le cuentan que es. Describirla es entrar necesariamente en tópicos. El París de Cortazar, el de Vila Matas, el de Jorge Volpi o el de Sartre sólo se adivinan. Supongo que para poder disfrutar de verdad de la atmósfera, abstrayéndote de tu condición de extraño, habrá que estar más tiempo, tener una ocupación diaria que no sea ver monumentos y pasear. Nos lo podría contar Pedro, que paso una temporada por aquí, si no recuerdo mal.

Ahora vengo a París con la ventaja de haber hecho ya en ocasiones anteriores las visitas obligadas, y puedo disfrutar sin cargo de conciencia de un paseo por la Isla de San Luís, o por el Marais. No obstante, hoy no apetecía pasear por ningún lado: 33ºC, que en París significa mucho calor. Si a eso se le suma haberse levantado a las 3:30 de la madrugada para tomar el tren, y el cansancio prolongado de tren, aeropuerto, vuelo, tren de nuevo (hasta el centro de París) y paseo hasta el hotel, pues queda poco margen para disfrutar.

Hay una serie de constantes que marcan mis visitas a París: no he conseguido comer bien ninguna vez, incluso cuando Herve nos ha llevado a algún restaurante de los que solamente conocen los parisinos, de los que no salen en las guías. Admito que es fruto de mi falta de preocupación a la hora de preparar los viajes, pero podía haber tenido suerte en alguna ocasión, ¿no? Y es que lo que abundan son los restaurantes con inequívoco aspecto francés (o lo que un foráneo piensa que es aspecto de restaurante francés), para que piquen los turistas en general y los americanos en particular. Y es que en París es muy difícil no ser turista.

Otra constante es la calidad de los hoteles, mala si se compara con los del mismo precio en España. Es más de lo mismo, mucho turismo, y con una demanda tan grande, pueden poner los precios que quieran, aunque no ofrezcan gran cosa.

La última constante es que siempre que vengo, por unas cosas o por otras, me pierdo la colección de arte egipcio del Louvre. O ese día es de descanso, o está en reparación, o los funcionarios de museos están en huelga o la han cedido temporalmente. Está vez no me va a dar tiempo ni a intentarlo.

4 pensamientos en “París-I

  1. Imagino lo que son los 33º de París, debe ser horrible porque allí siguen sin estar preparados para el calor. Moquetas, cristaleras, ausencia de hielo en la bebida, mesas diminutas en los restaurantes, etc.
    Independientemente de eso, Jorge, la verdad es que me da envidia. Estoy contigo en que París hay que vivirlo en el día a día. Y en ese momento te engancha como ninguna otra ciudad que conozco (la verdad es que no muchas). Imagino cómo estará los jardines de Luxemburgo o el ambiente de la Cite, la Ciudad Universitaria, con residencias para gente de muchos paises en los que la palabra Universidad toma todo el sentido que nunca ha debido perder.
    El placer de pasear con la sensación de que estás en un sitio importante.
    En lo que ha restaurantes se refiere,  poco te puedo ayudar. Para el día a día, hay algunos de comida árabe que está bien. Recuerdo uno al que fui como Miguel cuando me visitó. Está cerda de Instituto del Mundo Arabe, un sitio peculiar que te da una visión diferente de esa cultura.
    Y como anécdota, el hecho de que si el camarero te ve ocupando una mesita tú solo, te coloca a algún otro solitario al lado para ahorra espacio. Eso sí, siempre con la jarrita de agua y el vaso de cristal (lo único gratis por esos lares).
    PD: En el Maré hay buenos sitios, pero caros.

  2. Bueno, Jorge,  como veo no te dió tiempo a ver mi comentario en tu anterior artículo. Yo acabo de volver de París ahora mismo y eso de 33º C ha sido muy dur; y sobre todo si te encierran por tres horas en un a cena en el Bateau Mousse sin aire acondicionado, porque estaba estropeado.
    Ahí va un restaurantes de los de moda en París que sólo lo conocen los muy parisinos y que como dice su dueño es buena cocina al un precio asequible. Se llama “1728” y está en rue d’Anjou 8 (al lado de la iglesia de San Agustin y Opera).  Es un restaurante dentro de la casa donde vivió el revolucionario americano La Fayette Está tal cual.. Es también Galeria de Arte y Maison de thé. Esta decorado con muebles y cuadros del S XVII, XVIII y XIX y todo la decoración se vende. De alucine!.  La carta de vinos es Marc Sibard y sólo tienen dos vinos no franceses, un somontano (olvidé la bodega) y un neo zelandés. Precios plato entre 15 y 25e.
    Un marco incomparable para quedar bien y cenar mejor.
    He de confesar que hoy pude visitar la colección egipcia del Louvre y cómo no, el nuevo emplazamiento de Madame Giconda.  Toda una sala gigantesca con ella en el centro, aunque es imposible acercarse más allá de siete filas de Japoneses y Americanos.
    Por cierto, ayer había Luna llena y la isla de la cité con la luna al fondo era para fondo musical.
    Bon nuit à tous.

  3. Mi trabajo como maestra de educación infantil no me obliga a realizar viajes al extranjero… bueno no me quiero quejar pero no he viajado mucho, no conozco París nada más que de oídas y no precisamente he oído cosa buenas. Prima si lees esto de París I cuéntale al Orges cómo te fue a ti. De todas maneras me encantaría ir, supongo que en la próxima reunión internacional de pedagogía infantil basada en las teorías de Cuissiniere o vete tú a saber.

  4. yo soy una estudiante me gustaria viajar mucho pero lo peor de esto es que cuando buscas una cosa concreta no la encuentras facilmente a mi concretamente que he visitado paris me parecio muy bonito pero me canse mucho solo acia que andar un saludo una estudiante un embrasse

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