IKEA, una experiencia

Esta famosísima marca de muebles resulta un fenómeno social muy interesante. Se gastan bastante en publicidad (catálogos, e imagen), y además dan en la diana de muchas verdades del capitalismo (Barato!) y de la modernidad (casas sin espacio). Pese a haber cacareado que nunca iría… un día de fiesta pasé por su lado, entré y …image

Realmente esta empresa dio con una idea genial. Hoy las casas pequeñas deben maximizar el aprovechamiento del espacio. Tampoco se buscan cosas que duren, o preciosas… sino funcionales. ¡Y baratas!, aunque aquí tendríamos que buscar de dónde vienen esas manufacturas (China, Rumanía…), en qué condiciones se producen, qué bosques y dónde se cortaron para que esto sea tan barato.
Como ya me supongo las soluciones, creo que no me apetece volver, y tomo ese día como la solución a problemas del momento. Quien quiera hacer comentarios aquí dándome sus razones para no volver será bienvenido.
image Los suecos tienen fama de limpios en sus prácticas, éticos (Boliden la de Aznalcóllar era sueca)… Me sorprendió a la entrada, vendían árboles de navidad que decían no haber sido talados de bosques (pueden ser ramas de poda) , porque esa empresa cuida el medio ambiente.
Me encanta que las empresas cuiden su imagen ética, aunque desconfío de esas publicidades en negocios tan redondos.
Al final sacas lo que buscas de ese gran supermercado del mueble, lo cargas en tu furgonetilla en la que cabe todo… y a casa, a jugar al mecano de mayores.
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De cara a Navidades, la gran fiesta del consumo, vamos a ver si conseguimos que pese más en nuestros monederos la costumbre de buscar un comercio justo y poco explotador… o comprar menos. En definitiva un CONSUMO RESPONSABLE que permita al planeta aguantarnos más tiempo.
Y estas visitas a grandes superficies de dudosa moral, as dejamos como anécdotas y no como costumbre de gasto ¿no crees?
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8 pensamientos en “IKEA, una experiencia

  1. El otro día escuchaba en televisión que la cosa debía ir francamente mal:
    En la COPE arremetían contra los obispos e Iñaki Gabilondo había recalcado en su informativo que respaldaba y apoyaba todas y cada una de las palabras de José María Aznar en una de sus últimas apariciones públicas.
    Ahora, Miguel… ¿nos estás invitando a IKEA?
    Para mi, y ya en serio, IKEA es un gran invento (como empresa) en el que no aguanto más de una hora (ese es el punto en el que pierdo la capacidad de saber si el sofá se convierte en cama, o la cama en mesita de noche, o si puedes utilizar la mesita de noche para tender la ropa).
    Personalmente, y sin argumentos, no me creo la conciencia ecológica y el espíritu de sostenibilidad de ninguna empresa que mueve las facturaciones de IKEA.
    También tengo que reconocer que no me preocupa en exceso.
    No sé aún cómo van a ser los suelos de la casa que me estoy haciendo, ni la altura exacta de los techos, ni dónde irá la ducha que voy a usar todos los días. Pero sí sé que el día que me den las llaves, me cojo el coche y me voy a IKEA.

  2. No era una invitación… Sino la cosa de no hacerle ascos “fanáticos” a algo… pero sí decir que no quiero coger la costumbre de ir, y sólo lo usaré en caso de necesidad.
    Y que el capitalismo puebla de “monumentos a su victoria” todos los rincones del planeta.

  3. Yo disfruto lo mismo en Ikea que en Roche-Bobois, y es que ver muebles me apasiona, imaginarme posibles hogares.
    Creo que ser integrista tanto del capitalismo como del anti es absurdo (e incómodo). Creo que es más inteligente evaluar cada aspecto individualmente y por separado. Sino se cae en el credo, y eso está ya (opino) más allá del absurdo.

  4. ¿Qué es eso de Roche-Bobois?
    Me gusta Ikea, aunque es un horror para una indecisa como yo. ¿Bueno?, bonito y barato, qué más puedes pedir.
    Las leyendas, ciertas o no, vertidas sobre Ikea no es que no me importen, pero en este mundo traidor… el que esté libre de pecado que tire la primera piedra.

  5. De los muebles Roche-Bobois hay en Badajoz, al lado de la catedral. Y esos sí tienen fama de caros… eso sí, la tienda es amplia, bonita… para tener casas grandes.

  6. Bueno debo decir que compro en Ikea algunas veces no por gusto sino por presupuesto. No me gustan las maderas de Ikea prefiero otras aunque no las adquiera no solo por el precio sino por el desastre que causan quienes comercian con ellas, pero eso no dice que no me encantaría tenerlas (En fin, cuando tocas la caoba te queda una sensacion que dificilmente el abedul de Ikea logre llenar). No creo que IKEA cumpla normas ecológicas tanto por ética de empresa como por conveniencia, IKEA utiliza maderas del norte de europa y ahí si que la regulación es extrema pero tambien que el negocio de la explotación está muy bien manejado y la produccion es constante, IKEA maneja entonces costos excelentes, comprando a las productoras europeas y como añadido, resultando en una empresa ecológica algo que arroja buenos resultados de marketing. No diría que los productos no son duraderos, tengo un sofá de Ikea que va para 5 años y está en excelente estado. ME agobia eso si, esas mega superficies, no obstante debo decir que una cosa me hizo tener una opinión más favorable de IKEA: Una chica atendiendo caja con una deformidad en el rostro, muy marcada. Sabemos que, lamentablemente, las empresas grandes prefieren de cara al público, a aquellos que encajan dentro de determinado perfil (lease gente guapa) y no es precisamente el de esta chica.

  7. Hola, margaritos
    Visito por primera vez este corrillo que os habéis montado en este particular neverland de la red… y la verdad es que se está cómodo por aquí.
    Me he ido directamente al artículo del que Miguel me habló cuando le anunciamos que el domingo pasado no podríamos acompañarlos a compartir esta esplendorosa primavera en la Siberia extremeña porque teníamos que ir a … IKEA.
    Interesante el artículo, e interesantes los comentarios. Por nuestra parte, creo que debemos reconocer que somos ikeadictos, en vías de desintoxicación, toda vez que ya está prácticamente amueblado nuestro hogar vecino al de Miguel y Nuria. Ya no visitamos asiduamente su site (http://www.ikea.es), no encargamos puntualmente sus catálogos, y hemos dado de baja la Visa Ikea. Hurra. Pero todavía no nos resistimos a hacer una escapada de vez en cuando, aunque con pretextos más o menos creíbles. Por lo pronto, ay de nosotros, nos queda otra más por hacer: el condenado sillón que compramos el domingo no encaja ni con calzador en el lugar que le reservábamos.
    En cuanto a la visita de Nuria y Miguel, no está mal como bautizo en el ikeísmo; pero, por lo que veo en las fotos, no habéis adoptado la liturgia que el ritual iniciático precisa: bolsa amarilla al hombro, lapicero, cinta métrica, y albondiguillas suecas son indispensables para que vuestra abducción sea plena.
    Os dejo con un chascarrillo, creo que era de un monóligo de aquellos de “el club de la comedia”:
    – Pues mi primo trabaja en IKEA
    – ¿Tu primo? Me chupo dos de atascos en sábado, me tengo que pelear para encontrar aparcamiento, me dejo los ojos intentando saber si el sillón que me gusta es el Frömjhost Sunnma o el Jahnikânëm Wrusst, ando como diez kilómetros dentro de una nave, busco yo el mueble en el almacén, lo cargo, lo meto en mi coche, lo subo por las escaleras, y por si fuera poco lo tengo que montar. ¿Que tu primo trabaja en IKEA? ¡EN IKEA TRABAJO YO!

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