Ese era el objetivo en la temporada de exámenes, durante la licenciatura. Con la finalidad primera y última de estudiar mucho, que se evitaba fácilmente después a través de mil distracciones. De cualquier manera, litros de café (y katovit a pares, ahora prohibidos por lo visto). Ahora este nuevo producto me hubiera conducido a la obesidad más morbosa: patatas fritas enriquecidas en cafeína y taurina (¡¡el consumo de un paquete es equivalente al de tres tazas y media de café!!), algo así como una bebida energética, tipo redbull, pero en patatas (con todas sus calorías esperándote). Por supuesto, se desaconseja su consumo a menores y embarazadas.
La industria alimentaria no deja de sorprenderme, llegando a exprimir los conceptos hasta límites insospechados. La combinación alimento graso-estimulante es totalmente novedosa, y no sé hasta que punto asimilable por el público. No obstante, me gustaría probarlas…aunque con la facilidad que tengo para engancharme, tal vez no sea recomendable para el tamaño de mis michelines.
Pues sí que es peligroso eso. Realmente cada vez se fuerza más al cuerpo hacia lo antinatural y la lucha de nuestra sociedad muy competitiva. Lo suyo es no morder esos anzuelos de que puedes ser todo, y estar en todos sitios a la vez, consumir….
Natural, artificial, antinatural, tradicional…se manipulan tan fácilmente. Ya sabes (mejor que yo) que en Sudamerica, desde hace muchísimo, se hacen infusiones de coca para aguantar las alturas y los trabajos pesado.
Y además, Miguel, ¿no era la competencia la base de la evolución natural?