DOS CONTRA EL ALZHEIMER

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Dos artículos recientes en los que se relaciona el consumo de determinados alimentos con una mejora en los síntomas de esta enfermedad en la que vas alejándote de ser tú mismo. En el primero de ellos (publicado en el Journal of Alzheimer’s Disease –en el enlace hay que bajar hasta los artículos correspondientes a las la páginas 661-680) se muestra que el consumo de café en ratones que padecen síntomas de la enfermedad de Alzheimer, produjo una mejora en sus síntomas de pérdida de memoria, y solamente con la toma de una cantidad de café equivalente (en humana) a cinco tazas al día. En estudios anteriores ya se había puesto de manifiesto la potencialidad del café en reducir la presencia en tejido nervioso y en sangre de algunas proteínas ligadas a la aparición de síntomas de la susodicha enfermedad. Ahora se evidencia que esa potencialidad puede no ya solamente tener un carácter preventivo, sino que incluso con la enfermedad desarrollada, se produce una mejora de los síntomas.

Por otra parte, en una conferencia en el Meeting de Verano de la Sociedad Farmacológica Británica, se expuso que un número importante de compuestos químicos (concretamente los flavonoides) presentes en determinados vegetales podrían tener efectos terapéuticos en la enfermedad de Alzheimer. En estudios recientes, este potencial efecto no se ha ligado al papel como antioxidantes de estas moléculas químicas, sino a otros efectos diferentes, aún no muy claros. En cualquier caso, en algunos estudios se ha puesto de manifiesto que los extractos de té verde mejoran ligeramente las pérdidas de memoria en la enfermedad, o la epicatequina, un compuesto químico presente (por ejemplo) en el cacao, también muestra propiedades positivas (al menos a nivel de laboratorio).

Vamos, que al capuchino se le ve una potencialidad en este tema de la pérdida de la memoria.

El cuadro es “Nude series XII” de Georgia O’keeffe.

3 pensamientos en “DOS CONTRA EL ALZHEIMER

  1. Muy interesante lo que nos cuentas. Comparto la idea de mejorar la salud a través de los alimentos. Pero, pienso que estamos introduciendo un paradigma antiguo en la ciencia de los alimentos y en la caracterización de los principios activos.
    Se suele hablar de los beneficios de la sinergia entre componentes bioactivos y que es muy difícil reproducirla en el laboratorio. Por ello, es mejor optar por el hecho experimental desnudo: los compuestos activos del alimento X mejoran Y, además el conjunto tiene una complejidad tan grande que no hace falta buscar que componentes son los responsables: es el todo. Pero este enfoque se modificó en el caso de las plantas medicinales, ya en el siglo XIX, ejemplos: la colchicina, la morfina, … En esos casos resultó más efectivo a nivel farmacológico aislar el principio activo, controlar la dosis y observar los efectos moleculares del compuesto. Es cierto que las plantas tienen efectos más modulados, pero en más casos de los deseables podían conducir a eventos fatales por dosis demasiado elevadas.
    Imaginemos ahora que de todas las flavonas, hay 3 o n que son las activas y que descubrimos sobre que receptores actúan u otros efectos fisiológicos. A continuación podemos modificar su estructura para modular su acción y reducir los efectos secundarios potenciales. El diseño molecular nos permite mejorar la actividad. Esto se ha hecho con multitud de moléculas. Un ejemplo, el ácido retinoico es mucho más peligroso, en tratamientos orales, que sus derivados obtenidos por modificación química (esto tiene importancia en la psoriasis y en el acné).
    Otro elemento. Las ratas viven mucho menos que nosotros. Por ello es muy importante saber cuanto tiempo han estado tomando un alimento, en términos de porcentaje de su vida total (30%, 40%) A que equivaldría en una persona y ¿cuando tiene que iniciar el consumo del alimento?
    Por cierto, tu blog siempre me sorprende y encanta. Felicidades.

  2. José Antonio, siempre es un lujo y una alegría tener comentarios tuyos. Muchas gracias.
    En estos dos artículos se tocan esas dos líneas: en uno se comprueba el efecto sobre un aspecto de la salud de un alimento completo, mientras que el otro incluye ensayos en los que se ha trabajado con compuestos aislados. Cierto es que este último tipo de estudio se acerca más a la investigación farmacológica (y de hecho, creo que en muchos casos esa es su intención última: obtener moléculas con potencialidad en el tratamiento de diferentes padecimientos) aunque también sirven para dar pistas sobre el efecto observado de la ingesta de distintos alimentos. Aunque a la larga el objetivo farmacológicos seguramente es el que más repercusiones podrá tener en el futuro, como trabajador en el campo de los alimentos, a mi me resulta muy interesante también esa otra información con la que, como si fuera un puzle, uno va desmontando un alimento para poder elucubrar sobre sus virtudes y/o peligros. Siempre manteniendo los píes en el suelo, y teniendo presente eso que nos comentas: no tiene por qué ser igual el efecto de un compuesto aislado que en un alimento complejo.
    Saludos, gracias y recuerdos a Isabel.

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