PIMIENTOS PARA EL DOLOR

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Hace un tiempo me quedé sorprendido cuando mi hermano me dijo que para tratarle el dolor de la articulación del hombro, la crema que se estaba dando tenía como principio activo la capsaicina, un compuesto químico de los pimientos que se encuentra entre los principales responsables de la sensación bucal de picor. Ya hablamos en su día en la marga de lo que se conoce como sensaciones quimestésicas o trigeminales, como el picor o la astringencia, y también se ha reseñado la presencia de ese tipo de percepción (no sabor) en algunos alimentos (aquí, aquí y aquí, por ejemplo).

Pero lo que me ha llamado la atención es cómo se puede hacer uso de ese efecto de provocar sensación de calor de la capsaicina, aplicando el compuesto en forma de pomada, para aliviar el dolor. Y es que parece que el efecto de aumentar la sensación de temperatura en la boca que tiene los picantes está mediado por receptores que provocan realmente una sensación de aumento de la temperatura, o al menos, esa sensación está mediada por receptores que responden de la misma manera al picor y a los aumentos de la temperatura (vamos, algo así como que a nuestro cerebro llega la misma señal si nos están quemando que si nos metemos un chile en la boca).

En realidad tampoco resulta tan sorprendente que este tipo de compuesto se emplee para provocar calor local y moderar el dolor, porque las cremas para los dolores de toda la vida tenían un pestazo a menta o alcanfor que echaba para atrás, y al fin y al cabo, se trata también de sustancias que provocan sensaciones quimestésicas en boca. Si alguien se atreve a probar la crema de marras a cucharadas, que nos informe de las sensaciones (pistas: me acuerdo de un aguardiente de chiles que daban en algunos bares, más que nada como artículo de broma, que provocaba en algunas personas el vómito inmediato por la intensidad del picor, y en todas, el fin de la noche de copas, por la sensación tan desagradablemente intensa que provocaba).

El cuadro es “Los pimientos”, de Sorolla.

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