Esto es lo que se desprende de un estudio publicado en la prestigiosa British Journal of Nutrition1, en el que no se encontró asociación alguna entre el contenido en glutamato monosódico en la dieta y el padecimiento de obesidad.
El objetivo del trabajo era investigar esa posible asociación, que se había apuntado en investigaciones más limitadas realizadas por otros grupos con anterioridad. En el presente estudio se incluyeron a 1282 personas (chinos, para más señas), a los que se les controlaron los niveles de glutamato en la dieta y su peso durante 5 años.
Los resultados mostraron que la ingesta de glutamato no estuvo asociada con una ganancia de peso significativa. No sé si hablamos de esto ya en alguna entrada antigua. Mi teoría siempre fue que sí, que debía haber un vínculo entre el contenido en glutámico de los alimentos y la ganancia de peso, porque lo que tiene glutamato suele estar más apetitoso (siempre y cuando no se superen determinados niveles). Véase: queso parmesano, salsa de soja, jamón Ibérico, salsa de tomate… ¡Buuuu uf, cómo para no engordar! Estos chinos del estudio debían ser muy comedidos.
El cuadro es “33 muchachas buscando una mariposa blanca” de Max Ernst.
- por ahora en cola de publicación; este enlace no funcionará una vez se publicado en un volumen de la revista [↩]
Creo que la neurociencia se este1 voivdenlo me1s abstracta que la mece1nica cue1ntica. Todaveda ronda por mi cabeza la frase de Pere Stupinya: «Sobre el enigma de la conciencia: ninguna de mis neuronas individuales es consciente de su propia existencia, y sin embargo, el conjunto se autorreconoce. De df3nde sale esta ilusif3n? Hay alguna estructura o proceso fisiolf3gico fundamental en su emergencia?» Alucinante…