MÁS VITAMINA D

De vez en cuando hablo con mi hermana sobre la manera de llevar una alimentación que minimice el avance de la osteoporosis, un tema que preocupa a un número importantísimo de mujeres en todo el mundo. En este tipo de patología siempre se ha tenido en consideración la necesidad de llevar una dieta suficientemente rica en calcio, incluyendo fundamentalmente productos lácteos. Sin embargo, de un tiempo a esta parte se ha comprobado que resulta así mismo de vital importancia mantener unos niveles de vitamina D elevados. Incluso más elevados de los que hasta hace poco consideraban suficiente las autoridades sanitarias. De hecho, existen multitud de trabajos científicos en los últimos años en los que se ha puesto de manifiesto el papel de dosis elevadas de vitamina D en la mejora de multitud de enfermedades (algunos revisados aquí). Pero ¿dónde hay vitamina D?

Pues la verdad, no en tantos sitios. La vitamina D (o colecalciferol), es una vitamina liposoluble, que se puede encontrar en diferentes formas químicas. Pero a lo que vamos, las principales fuentes de vitamina D son determinados productos pesqueros, destacando muy por encima de todos, el hígado de bacalao (o su aceite). El consumo de éste es mínimo (y desagradable), así que hay que recurrir a pescados grasos, que también incluyen importantes niveles de esta vitamina. Entre ellos destacan el arenque, el atún o el salmón. Algunos moluscos también son buenas fuentes de vitamina D (las ostras, por ejemplo… ¡qué buena excusa!). El resto de alimentos se encuentra a una distancia considerable, y muchos de los siguientes clasificados son productos fortificados (es decir, que tienen vitamina D añadida), como leche, mantequilla salsas, cereales para el desayuno o barritas energéticas. En este enlace de la USDA (algo así como el ministerio de agricultura de los USA) hay una lista completísima (en inglés, lo siento) del contenido en vitamina D de diferentes alimentos.

Leo ahora en una página web de noticias de nutrición, que las setas son también una buena fuente de esta vitamina. Y de hecho, enlazan con una página sobre información a cerca de setas en la que también se citan las tablas de composición nutricional de la USDA, donde se puede constatar que los niveles de algunos tipos de setas no son desdeñables, mientras que los de otras son elevadísimos. Curiosamente, esos niveles no aparecen tan altos en la tabla de la USDA enlazada anteriormente, de contenido en vitamina D de todos los alimentos. Sospecho que se trata de un tema de en qué cantidad de alimento se encuentran los niveles que se citan, aunque no está claro, porque en el caso de la página sobre setas, se dice el contenido en Unidades Internacionales de Vitamina D, pero no en qué cantidad de producto. Y ya puesto a irme por las ramas, la mencionada página mete la pata hasta el corvejón, puesto que califica a las setas de “fruit or vegetable”, cuando las setas son del reino de los Hongos o “Fungi”, y no pertenecen en modo alguno al reino vegetal. ¡Coño, una página monográfica sobre un producto, y no saben ni siquiera a qué reino pertenece!

En resumen, que es importante no descuidar el contenido en vitamina D de la dieta (atentos los veganos, incluir en la alimentación productos fortificados con esa vitamina), y que llegados a situaciones fisiológicas o patológicas en las que sea recomendable aumentar la ingesta, los pescados azules son sin duda la primera opción, sin olvidarse de otros, como moluscos, carne de cerdo o productos fortificados.

El cuadro es “Il Labirinto de lla Psiche” de Victor Pasmore.

Y el vídeo, que no tiene nada que ver (por supuesto, faltaría más) es de unas gelatinas de colores en “slow motion”…

Imagen de previsualización de YouTube

…y es que los vídeos estos en cámara lenta me entusiasman (en este enlace hay toda una cadena de vídeos sobre alimentos en “slow motion”).