NUEVA TEMPORADA

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Como soy profe (no me queda más remedio…, me encanta…, que putada…, según qué días y para qué…, no sería otra cosa…), el año, la temporada, empieza para mí ahora, después del descanso estival (esta vez de verdad se puede llamar descanso, después de muchos años). Curiosamente, un mes antes que para los alumnos (ellos empiezan su nuevo devenir en Octubre; nosotros, yo al menos, empiezo en torno a finales de Agosto).
Me gustaría saber lo suficiente de tenis para poder comentar con propiedad la satisfacción tan enorme que me produce ver a Nadal jugando, la ilusión que transmite, la fuerza que desprende. También me entusiasmaría ver 300 comentarios después de una descripción mía de la imagen de Rudy Fernández colgándose del aro en una final tremenda, o emocionarme contando la entereza, la fuerza de Marta Domínguez, riéndose después de haber perdido una medalla (y casi el conocimiento) por una caída infortunada. O comentar la belleza de los acantilados de la costa de Carvoeiro, en el Algarve portugués. O expresar la felicidad difícilmente explicable, de ver 175 latidos por minuto en el pulsómetro, después de hora y medio corriendo, en una cuesta atroz. O (sobre todo) saber trasmitir cuánto y por qué me ha entusiasmado tanto “Tu Rostro Mañana. 3. Veneno y sombra y adiós.” De Javier Marías. Pero eso no me toca. De lo que sé lo suficiente para saber que no sé nada es de comer y de comida. De alimentarse y de alimentos. De hambre, de saciarse y del placer de algunos sentidos. Y en eso sigo, sigue lamargarita en este nuevo curso.

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