NO SE HACE LA BOCA AGUA

A veces los estudios científicos llegan a conclusiones que contradicen las propias percepciones de uno mismo. Llegados a este punto hay dos opciones: o dudar del estudio en cuestión (era insuficiente, estaba mal diseñado, hay variables que no se tuvieron en consideración…) o dudar de uno mismo, de sus sentidos. Yo dudo constantemente de los míos: soy daltónico y tengo un pésimo sentido del olfato. Pero hay cosas que las percibo tan claras…

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SOLO PENSAR EN CORRER ME DA UN HAMBRE…

Parece que casi todo el mundo tiene claro que hacer deporte es sano (depende de la intensidad, del deporte, de la edad…). Más aún, parece que si uno quiere mantenerse en su peso, la actividad física es un pilar importante. Sin duda. No obstante, creo que a mí hacer deporte me supone más ingesta que gasto de calorías. Me explico. Después de darme una paliza en bicicleta el domingo por la mañana, o llegar extenuado del gimnasio, mi cerebro me da barra libre, y como a destajo sin control ni cargo de conciencia alguno. Como con hambre y casi con ansiedad, pero sin cortapisas, porque calculo (más bien quiero creer) que he gastado mucho más de lo que estoy comiendo.

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