PARA COMER MENOS ESTAS NAVIDADES, IMAGÍNATE COMIENDO

¡No sé, no sé! Dicen unos investigadores de la Universidad de Carnegie Mellon (Pensilvania, USA) en un artículo publicado en Science (reverencia) que una manera de disminuir el consumo de un alimento es visualizarse a uno mismo comiendo ese alimento con una alta frecuencia. Y de paso, ponen de manifiesto que no pensar en las tentaciones (en el caso de los alimentos, al menos) no es una buena estrategia para evitarlas.

Según uno de los autores “Nuestros estudios han encontrado que la gente que imaginaba repetidamente que consumían un trozo de alimento, como un M&M o un pedazo de queso, consumían después menos de ese alimento que la gente que se imaginaba consumiendo el alimento únicamente unas pocas veces…”

El estudio consistía en una serie de experimentos. En el primero, los participantes se imaginaban realizando una acción 33 veces. Unos imaginaban que metían monedas en una lavadora (hay que recordar que los yankees lavan frecuentemente la ropa en lavanderías), otros imaginaban 30 veces que metían monedas y 3 veces que se comían un M&M, y el tercer grupo tenía que imaginar 3 veces que metían una moneda en la lavadora y después 30 veces que se comían un M&M. Como podéis imaginar, después todos los participantes tenían libre acceso a un recipiente lleno de M&Ms, y adivinad cuáles eran los que comían menos M&Ms…

El estudio incluía otros experimentos, en los que se ponía de manifiesto que la reducción en el consumo después de haber imaginado dicho acto era debida a la habituación, a que había una reducción gradual en la motivación a comer más comida. “Nuestros resultados muestran que la habituación no está gobernada únicamente por los estímulos sensoriales de la vista, el olfato, el sonido y el tacto, sino también por cómo la experiencia del consumo se representa mentalmente. Hasta cierto punto, simplemente imaginar una experiencia sustituye la experiencia real. La diferencia entre imaginar y experimentar podría ser menor de lo que se pensaba”

Y otras cosas curiosas. Por ejemplo, imaginar que uno come una comida diferente a la que después le ofrecen, no producía una reducción en el consumo de ese alimento. Tampoco el hecho de visualizar repetidamente el alimento, pero no su consumo.

Bueno, bueno. Curioso es curioso, eso no se puede negar. Ya me veo algún gurú de las dietas milagro que te ponga a pensar en el acto de cepillarte una tortilla de patatas 33 veces antes de comer, para que te cueste menos renunciar. La putada es si se acaba la tortilla y ponen sobre la mesa una fuente de chuletas de cordero. Te tienes que ir corriendo al baño e imaginarte rápidamente 33 veces que te estás comiendo las chuletas todo pringado de grasa en las manos y en los alrededores de la boca (¡qué placer!).

Por otra parte, tiene una gran dificultad, en los banquetes que se nos avecinan, poder visualizarse a uno mismo ingiriendo un elevado número de veces todos los manjares de la mesa. Imaginandoe a uno mismo 33 veces comiendo los gambones a la plancha, 33 veces la pularda trufada, 33 veces las chuletitas de cordero, 33 veces las almejas a la marinera, 33 veces el jamoncito ibérico (bueno, seguramente para este último hacen falta 150 veces)…

El cuadro es “Sin título, barca y algas” de Barceló.

2 pensamientos en “PARA COMER MENOS ESTAS NAVIDADES, IMAGÍNATE COMIENDO

  1. Pues no sé con la comida, pero te aseguro que no funciona con otros placeres más carnales, por lo menos en mi caso: cuanto más me imagino, más ganas tengo!!!
    Un abrazo y felices fiestas

  2. Muchas gracias por el comentario, Íñigo.

    Yo también me pregunto si sirve con todo tipo de «placeres». Sería cuestión de hacer una prueba: pensar 33 veces en uno mismo haciendo lo que sea, y después disponer libremente de ese placer, y cuantificar si se «ejecuta» más o menos ese placer que otros individuos que hayan estado visualizándose metiendo monedas en un tragaperras. Cualquiera pide voluntarios, enh?

    Saludos y felices fiestas.

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