A los que nacimos en el tiempo de los chiripitiflaúticos, y que conste que no he leido el libro famoso de los nacidos en los 60, aún recordamos que este mes que termina es el mes de la flores y para los creyentes el mes de María. Hace poco cayó antes mis ojos el texto del Magnificat que proclama la madre de Jesús (LC2, 46-55) cuando visita a su prima Isabel, reescrito por uno de los santos actuales que aún viven en la selva amazónica; que es el obispo catalán de nacimiento y brasileño por adopción Pedro Casaldáliga. Aquel que dijo “si doy un pan al hambriento me llaman buen cristiano, y si pregunto por qué no tiene pan me llaman comunista
La margarita se agita
Sobre comida y alimentos
El otro día vi en la tele a Casaldáliga, delgado, con su Parkison, sandalias, sentado en un silla de madera tenía en su “despacho”, trabajando. Sin dar importancia a la pregunta del periodista sobre las amenazas de muerte recibidas por parte de los terratenientes. Hablando de las soluciones que daba la Compañía de Jesús a problemas reales del tiempo de hoy. Yo pude verlo, pero cuando llamé a los que estaban en mi casa para que lo vieran también , ya se había acabado. Nada que ver con la difusión del Vaticano de tiempo atrás. Me alegra mucho llamarame como él.
No sé si a través de la música, del activismo político, de la creencia en un salvador, de la inspiración de ciertos libros, o de la confianza en que los retos de los próximos años propiciarán un cambio en la conciencia, lo cierto es que un nuevo rumbo en la trayectoria de la humanidad se está haciendo indispensable.
Este canto a María me inspira a confiar en el poder de la mujer, un poder que ha venido siendo machacado durante siglos en la mayoría de las culturas del planeta. Un poder que la mayoría de las mujeres desconocemos, pues nos han educado en términos patriarcales y competitivos, tanto en el marco familiar, como en el religioso y en la escuela.
Sí, cantemos juntos. La vida es el milagro del instante: vamos a celebrarla.
Hermana, antes de ver tu nombre sabía que eras tú. Bienvenida a España.
¡Y que no le hayan hecho Papa! y qué opina la Iglesia de este señor, que mejor calladito ¿no? Lo de Miguel les mandaba yo a algunos, que se hinchen ellos y que dejen de hincharnos los … a los demás (por cierto la inflamación de Miguel ¿afectó a “todo” el cuerpo?, es simple curiosidad).