TODA LA VIDA PENSANDO LO CONTRARIO…

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Investigadores de la Universidad de California San Diego han llegado a la conclusión (ver estudio) de que un vaso de vino al día no solamente no empeora la salud del hígado, sino que tiene un efecto protector de la aparición de hígado graso o esteatohepatitis (una enfermedad hepática). En el estudio compararon a personas que no tomaban alcohol (House diría que habría que ver si era verdad eso de que no consumían) con personas que tomaban un vaso de vino al día (una miseria, pero bueno), y vieron que estas últimas tenían un riego un 50% menor de padecer la enfermedad mencionada. Lo curioso es que en el estudio también se estudiaba el efecto del consumo de cerveza, y los que eran consumidores de esta bebida presentaban un riesgo 4 veces superior al normal de padecer esa enfermedad (y digo yo, ¿y los que consumimos con cierta regularidad ambas bebidas?). El estudio no es ninguna tontería: se llevó a cabo con 12000 sujetos y está publicado en la revista «Hepatology». No obstante, y como siempre, este tipo de estudios hay que tenerlos en consideración, pero no amargarse la vida con ellos: si uno no es bebedor de vino, no creo que tenga mucho sentido que se martirice bebiendo un vaso al día.
El cuadro es de Turner: «London» (donde me voy esta misma noche; se admiten sugerencias de lugares para comer no muy caros, por el centro y que merezcan la pena).