UNA TONTERÍA: SUCCIONANDO YEMAS

Este vídeo es un poco tonto, y seguro que ya muchos conocíais el truco, pero a mi me lo mandaron ayer y no he podido resistir la tentación de plagiarlo. Aquí tenéis un método limpio, sencillo y original de separar las yemas de las claras (en un huevo, claro). El asunto consiste en utilizar una botella de plástico como si se tratase de un chupete o una jeringa: primero se comprime el plástico de la botella con la mano, después se aplica la boca de la botella a la superficie de la yema con sumo cuidado, a continuación se va soltando la presión de la mano sobre el plástico de la botella suavemente y como consecuencia se succiona la yema. Con un habilidoso y sutil toque de muñeca se separa definitivamente la yema de la clara y ¡voila! ya tenemos la yema separada: Sigue leyendo

EN EL CAMINO PARA LA SOLUCIÓN DE LAS ALERGIAS ALIMENTARIAS

No son uno ni dos. Cada vez existe un mayor número de personas diagnosticadas con una alergia alimentaria: cacahuetes, huevo, pescado, mariscos, soja, nueces… Las consecuencias de estas alergias van desde la gran incomodidad de tener que estar siempre mirando las etiquetas de los envases o preguntando por doquier qué alimentos lleva la ensalada o el pastel, hasta la aparición de síntomas diversos cuando se consumen los alimentos en cuestión, como urticaria, inflamación, síntomas respiratorios, e incluso, muerte por edema de glotis. Como para tomárselo en serio, vamos.

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UNA FIGURA DE HUEVOS

En la última entrada del blog del amigo Martin se vuelve a tocar el tema del huevo cocido ideal. ¡Sí, hombre! Eso de las temperaturas de entre 60 y 65ºC para obtener la textura deseada tanto en clara como en yema, pero sobre todo en esta última. Ya pusimos aquí alguna referencia sobre este mismo tema de este mismo blog, porque es un asunto que a Martin le gusta sobremanera.

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TAMBIÉN CON LOS HUEVOS

Los seguidores más fieles de lamarga recordarán que hace unos años hubo una entrada sobre un artículo en el que se ponía de manifiesto que la carne de pollos “ecológicos” (o más bien, criados en libertad a la intemperie) tenía un mayor contenido en dioxinas (unos tóxicos cancerígenos provenientes mayormente de la contaminación industrial) que la de los pollos normales, lo que no dejaba de ser curioso y aparentemente contradictorio. Pues bien, parece que algo similar ocurre con los huevos (de gallina). Aquellos que provienen de gallinas criadas en libertad presentan mayores concentraciones de algunos contaminantes que los huevos corrientes de gallinas estabuladas.

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EL “HUEVO PERFECTO” ON-LINE

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Ya en su momento se habló por aquí (a partir de una entrada en el blog Khymos, de Martin Lersch) de las temperaturas adecuadas para conseguir un huevo cocido con características concretas. Ahora (sabido también a través de Khymos) existe esta animación que permite determinar el tiempo exacto de cocción de un huevo en función de su tamaño, de la temperatura ambiente, de la presión atmosférica y de los resultados que quieran obtenerse, ahorrándose los cálculos. Aunque está en noruego, creo que el gráfico es más que explicativo por sí solo. Ya contaréis si lo probáis.
El cuadro es «Huevo al plato sin el plato» de Salvador Dalí.