ÍNDICES

Siempre me han gustado los números. Y no es solo que me atraigan las matemáticas, no. Es más bien que me da seguridad tener una cifra a la que aferrarme. Ya desde pequeño me interesaba por si tal o cual coche tarda 5,3 o 4.7 segundos en ponerse a 100km/h, y ahora me gusta saber si entreno a 184 o a 179 pulsaciones por minuto, o si en lamarga han entrado 500 o 700 personas en un día. Debe ser por tener algo, una referencia, una sensación de exactitud. En ese mismo orden de cosas, en los aspectos relacionados con la salud y la nutrición, me atraen un montón los cocientes, los rangos, los índices. Y ahora que hay tantos que se utilizan para saber si uno está sano, gordo, delgado, en forma o gilipollas, pues la verdad, disfruto un montón. Ahí van unos cuantos:

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UN INSTANTE EN LA BOCA, TODA LA VIDA EN LOS MICHELINES

¡Qué manera de amargarle a uno las vacaciones! Saltan ahora unos investigadores suecos con que si te pasas mucho comiendo durante un período de tiempo corto, los efectos pueden ser considerables a largo plazo. Vamos, que no sirve eso de que ahora me pongo como el quico en la playa (o en navidades) y después ya haré régimen. Según el estudio publicado en el Nutrition & Metabolism1(es open access, es decir, artículo entero gratuito) un episodio de aumento de la ingesta energética y de disminución de la actividad física durante cuatro semanas (vamos, las vacaciones), pueden provocar un peso y contenido graso corporal aumentado a dos años vista, comparado con individuos con una dieta control.

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  1. Nutrition & Metabolism 2010, 7:68 []

SURTIDO PRENAVIDEÑO

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Un tema que ya se ha tratado en diferentes ocasiones aquí en lamarga es el de los efectos de dietas ricas o pobres en grasa o carbohidratos (aquí, aquí y aquí en los comentarios). Bien, pues en ese sentido, algo más de información, que además suena bastante lógica: parece que las dietas ricas en grasa y pobres en hidratos de carbono (tipo dieta Atkins) provocan una mayor tendencia a sufrir episodios cardiovasculares (infartos, anginas de pecho…), sin conseguir efectos significativamente mejores en lo que se refiere a pérdida de peso que las dietas pobres en grasa y ricas en hidratos de carbono. Esto es lo que se desprende de un estudio publicado en la revista Diabetes (no es ni una página de web anónima, ni publicidad de una marca de puré de patatas, ni opiniones de un gurú iluminado: Diabetes, vol.58, no. 12, 2741-2748).

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VINAGRE PARA ACUMULAR MENOS GRASA

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Parece que un alimento que durante siglos ha sido considerado por la medicina tradicional oriental como promotror de salud, demuestra ahora alguna de sus cualidades en estudios científicos controlados (a ver si otros toman ejemplo). O al menos eso se desprende de un estudio publicado en el Journal of Agricultural and Food Chemistry, en el que se evidencia en ratas de laboratorio que el consumo de vinagre disminuye la acumulación de grasa y la ganancia de peso. Más concretamente (a día de hoy el artículo está enterito y vero gratis on-line), los autores comprobaron que ratas a las que se les suministraba una dieta rica en grasa y a su vez ácido acético (uno de los componentes mayoritarios del vinagre) en un 1.5% del total de la dieta, acumulaban hasta un 10% menos de grasa en el cuerpo. Lo más curioso es que se señala que el consumo de ácido acético podría poner en funcionamiento genes que codifican enzimas metabólicos implicados en la oxidación de los ácidos grasos, es decir, en “quemar” la grasa para obtener energía.
A efectos prácticos (echando la cuenta de la vieja), teniendo en cuenta que el vinagre suele tener en torno al 5% de ácido acético, para llegar a ese 1.5% del total de la dieta contemplado en el estudio, deberíamos tomar (vamos a poner que comemos en un día en torno a 1 Kg de alimento, que no es mucho) 15g de ácido acético, que aproximadamente correspondería a ¡¡300 ml de vinagre!! Bueno, pelín ácidas las ensaladas, me parece a mí.
El cuadro es de Wang Yihua: “Water Village Wu Zhen”.

DIETAS PARA ADELGAZAR: DA IGUAL SU COMPOSICIÓN

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Siempre y cuando esté reducido su contenido calórico, claro. Esto es lo que se desprende de un estudio publicado en (todos en pie por favor) “The New England Journal of Medicine”, una de las revistas con más prestigio (si no la que más) en temas médicos. En el mencionado artículo, unos investigadores de la escuela de salud de Harvard con otros del Pennington Biomedical Research Center de la Universidad del Estado de Louisiana, estudiaron distintas dietas con igual contenido calórico (con una disminución de 750 calorías con respecto a una dieta que cubriese exclusivamente las necesidades diarias) pero en las cuales dicha reducción se había conseguido reduciendo bien las grasas, bien los hidratos de carbono o bien las proteínas (concretamente se probaron 4 dietas distintas: baja en grasa con contenido proteico normal, baja en grasa y alta en proteínas, alta en grasa y contenido proteico normal y alta en grasa y en proteínas. En todas las dietas (eso sí) la grasa fue diseñada para ser cadiosaludable. Los individuos (811!!) fueron estudiados durante dos años, y se siguió la evolución de su peso, de sus dimensiones corporales y parámetros plasmáticos. Traduzco los resultados que se incluyen en el resumen del artículo (por cierto, su versión íntegra está disponible gratuitamente):

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