¿SE BEBE MÁS CON MÚSICA?

Pues parece ser que sí, o eso es lo que se desprende de un estudio que se publicará en breve en la revista “Food Quality and Preference”. Y no hablo de beber agua, leche o zumo de naranja, sino del bebercio, del alcohol. En el trabajo se plantean si la música que se suele encontrar en los locales donde se habitualmente se consume alcohol puede incitar a beber más.

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VODKA: EL BUENO, EL MALO Y EL CARO

En 1997/98 estuve en el Foulum Research Center en Dinamarca como investigador postdoctoral. En la residencia había estudiantes, trabajadores e investigadores de diferentes nacionalidades, que de vez en cuando compartíamos las riquezas gastronómicas de nuestros países de origen. Entre ellos, una rusa, Elena, grande, extrovertida, con una voz atronadora, preparó en una de estas una sopa de verduras con nata ácida, acompañada en todo momento (antes, durante y después) por un vodka ruso frío, de una marca totalmente desconocida. Hasta entonces el vodka me había parecido siempre algo insulso y carente de matices que lo hicieran deseable, pero aquel era otra cosa: era exquisito, casi tanto como un buen aguardiente de orujo. Siempre que en alguna conversación entre amigos surge el tema del vodka, intervengo con aire de semiexperto, contando mi experiencia con un vodka “de verdad”. Ahora van y me quitan la razón y la ilusión.

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¿AUMENTA EL APETITO CON EL ALCOHOL?

Así a bote pronto, a esta pregunta contestaría que sin duda sí, o por lo menos que a mí sí. Pero obviamente esta  es una respuesta poco científica. Cuando bebo vino o tomo cañas como más, pero claro, en la mayoría de las ocasiones eso va ligado a un acto social (con los amigos, tomando pinchos). ¿Comería lo mismo tomándome una vaso de agua? Confieso que no lo he probado nunca. Pero hay unos cuantos grupos de investigación que sí lo han investigado de una manera científica, es decir, con un diseño experimental adecuado, repitiéndolo un número suficiente de veces y con el número adecuado de sujetos, analizando los datos con las herramientas estadísticas adecuadas y discutiendo los resultados considerando conocimientos previos (también obtenidos científicamente). Son trabajos curiosos, en los que seguramente todos quieren pertenecer al grupo de los que les toca el vino o la cerveza:

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LA RESACA CON UN TOQUE DE CIENCIA (incluye trucos)

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Me ha hecho gracia encontrarme con un artículo científico sobre la mayor o menor capacidad de provocar resaca de distintas bebidas alcohólicas, un debate de lo más tradicional, con miles de opiniones divergentes y leyendas urbanas a cual más sorprendente. El artículo aparece en el Alcoholism: Clinical and Experimental Research, y en el mismo se concluye que las bebidas más oscuras, como el bourbon (y añado yo, el ron, el brandy…) presentan mayores contenidos en compuestos tóxicos, responsables del dolor de cabeza en la resaca, que otras bebidas con similar grado alcohólico pero más claras, como el vodka (ginebra, aguardiente…). Esto se debe probablemente a que los materiales empleados en el proceso de fermentación (como granos o trozos de madera) provocan la formación de pequeñas cantidades de subproductos tóxicos. Entre estos compuestos tóxicos está la acetona, el aceite de fusel y algunos taninos, compuestos estos que se encuentran en mayor concentración en las bebidas oscuras en comparación con las más claras. Por ejemplo, el bourbon tiene 37 veces más de estos compuestos que el vodka. Según los autores del trabajo, si bebes en exceso tendrás resaca, pero esta será más severa si se ha consumido una bebida más oscura.

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SURTIDO PRENAVIDEÑO

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Un tema que ya se ha tratado en diferentes ocasiones aquí en lamarga es el de los efectos de dietas ricas o pobres en grasa o carbohidratos (aquí, aquí y aquí en los comentarios). Bien, pues en ese sentido, algo más de información, que además suena bastante lógica: parece que las dietas ricas en grasa y pobres en hidratos de carbono (tipo dieta Atkins) provocan una mayor tendencia a sufrir episodios cardiovasculares (infartos, anginas de pecho…), sin conseguir efectos significativamente mejores en lo que se refiere a pérdida de peso que las dietas pobres en grasa y ricas en hidratos de carbono. Esto es lo que se desprende de un estudio publicado en la revista Diabetes (no es ni una página de web anónima, ni publicidad de una marca de puré de patatas, ni opiniones de un gurú iluminado: Diabetes, vol.58, no. 12, 2741-2748).

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