Hola a la margarita y sus visitantes…

Desaparecí de las publicaciones y casi de los comentarios a final de Abril. Un ataque de muchas cosas + estrés y agotamiento, dispararon las alarmas de mi cuerpo. Se me hincharon los pies y algunas articulaciones, también me acabaron por salir unos grandes bultos en la piel y labios. Al cabo de muchas visitas a los médicos de la medicina oficial, y a otros de la naturopatía, ya estoy casi bien.
En fin, hay veces que de ciertas cosas lo mejor es reírse, porque si no te pones peor.

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A los que nacimos en el tiempo de los chiripitiflaúticos, y que conste que no he leido el libro famoso de los nacidos en los 60, aún recordamos que este mes que termina es el mes de la flores y para los creyentes el mes de María. Hace poco cayó antes mis ojos el texto del Magnificat que proclama la madre de Jesús (LC2, 46-55) cuando visita a su prima Isabel, reescrito por uno de los santos actuales que aún viven en la selva amazónica; que es el obispo catalán de nacimiento y brasileño por adopción Pedro Casaldáliga. Aquel que dijo “si doy un pan al hambriento me llaman buen cristiano, y si pregunto por qué no tiene pan me llaman comunista

Hace ya varios años descubrí a Witkin y sus macabros bodegones. Realmente conseguía conmoverme, quizá en el peor sentido de la palabra. Hace unos días me llega de un artista que tenemos en Mérida una nueva referencia esta vez de Oriente.

Vivimos en la era de la precisión, de la rapidez y del ajuste al límite. Vas a la tienda y la gente habla del margen de “beneficios

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«Loada sea la misericordia
de quien, ya cumplidos mis setenta años
y sellados mis ojos,
me salva de la venerada vejez
y de las galerías de los precisos espejos
de los días iguales…»
Un mañana. JLB.
Foto de Ferdinando Scianna. Idea tomada del Blog de