COMPUESTOS ACTIVOS EN VEGETALES

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Hace poco, en el post sobre la viagra vegetal, Antonio Gámez, desde Venezuela, preguntaba por alguna referencia sobre el efecto real del consumo de vegetales, que fuera más allá del «es bueno para esto». Ya le dije en su momento que lo que se podía encontrar eran muchos artículos muy concretos, en revistas que normalmente son de pago y que se entienden con bastante dificultad. Pero mira por donde, hoy ha llegado a mis manos este artículo, que está gratuito en el Journal of Food Science (una de las biblias en esto de la tecnología de los alimentos). En este texto se hace un listado de algunas sustancias bioactivas que contienen los vegetales, se explican algunos de sus efectos, sus contenidos, etc.
El cuadro es «Mujer secándose el cuello» de Degas.

LEYENDAS URBANAS

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Hace poco he sabido de esta artículo a través del diario El mundo (prefiero citar y consultar el original, en el Journal of the American Society of Nephrology, por si acaso). En este estudio, unos nefrólogos de la Universidad de Pennsylvania han revisado toda la bibliografía científica disponible para comprobar si existen evidencias científicas demostradas para esa recomendación tan extendida de tomar el menos 8 vasos de agua (unos 2 litros) al día. Lo que han encontrado estos nefrólogos es que, para personas normales en estados fisiológicos normales (es decir, salvo en algunas enfermedades, o en atletas que realicen mucho ejercicio o en climas cálidos), no existe ningún tipo de evidencia de que forzarse a beber esa cantidad de agua al día sea positivo, o sirva para eliminar toxinas, o sirva para controlar el peso, o sirva para evitar jaquecas, o mantenga la piel tersa, etc (lo que sí se han encontrado son evidencias para lo contrario, es decir, que la falta de agua ocasiona problemas, pero no que el consumo elevado tenga propiedades beneficiosas). Es decir, que como tantas otras cosas, alguien un día pensó que si poca agua producía lo que fuese, mucha agua serviría para lo contrario.
Hablando de leyendas urbanas, en un sitio he leído que alguien decía que tomar fruta después de las comidas provocaba que estas fermentasen en el estómago formando etanol que llegaba directamente al hígado. ¡La gallina! Se habrá quedado tan a gusto. En un estómago normal no puede haber fermentación significativa, porque el pH es de 1.5 (más o menos), y a ese pH no se desarrolla casi ningún microorganismo fermentativo. Las fermentaciones en el organismo tienen lugar casi exclusivamente en el intestino grueso. Además, ¿que microorganismos son esos que consiguen formar etanol a partir de la fructosa de las frutas y no de (por ejemplo) el almidón del arroz o de la patata?. Es decir, que siguiendo esta (no me atrevo a llamarla hipótesis, porque para formular hipótesis se necesita un mínimo de conocimiento) si uno toma mucha fruta puede dar positivo en un control de alcoholemia. ¡Y lo cuentan tan tranquilos!
El cuadro es de Rafael Alonso Cumplido: «vamos a contar mentiras».

PONER EN MARCHA EL VENTILADOR

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Para llenarlo todo de mierda, eso es lo que ha hecho coca-cola con su último anuncio. Bajo mi punto de vista es la publicidad más escandalosa en el ámbito de los alimentos que he visto hasta ahora. Y que se dejen de monsergas del bigmacho o el recontraKing. Básicamente lo que ha hecho coca-cola es poner en entredicho toda la información nutricional potencialmente negativa que haya sobre el consumo de su refresco estrella, a base de ridiculizar la información sobre alimentos y nutrición que ha venido siendo evidenciada como falsa en los últimos años. Es decir, como el pescado azul nos decían que era malo y ahora que es bueno, el vino que era malo y ahora que un poquito es bueno, etc, pues si dicen algo negativo sobre el consumo de coca-cola, será también falso, ya se demostrará en el futuro. Para rematar, y para ganarse a las amas de casa (además el anuncio es sexista) concluye que ¿quién va a saber mejor qué comida es buena o no para su familia sino la cocinera?. En fin, con todo mi respeto para las amas de casa, cuando se intoxicaron con el aceite de colza miles de personas, debía ser que durante esas semanas cocinaban los científicos.
La coca-cola aporta muchísimo azúcar, amén de tener un pH bajo por el uso de ácido fosfórico en su fórmula (esto último no me parece tan grave, aunque en algunas páginas se escandalicen con el pH de en torno a 2 que presenta, porque el limón o la naranja andan por ahí; citan estudios en los que parece que un consumo elevado de bebidas con ese pH disminuiría la absorción del calcio, pero yo no he visto los estudios -no digo que no existan-). Hay cientos de estudios que constatan que el aporte generoso de azúcar de los refrescos está entre los principales responsables de la obesidad infantil, que indirectamente es una de las causas del aumento de diabetes tipo II en la población. El primer párrafo de este estudio, publicado en la revista «Circulation» es lapidario (lo traduzco):
«Varios informes desde los USA y Europa indican un aumento en el consumo de refrescos entre la población de niños, adolescentes y adultos en las últimas tres décadas. Multitud de estudios clínicos han relacionado un aumento en el consumo de refrescos con la actual epidemia de obesidad y diabetes melitus entre los niños y los adolescentes, y con el desarrollo de hipertensión en adultos» y se indican las referencias bibliográficas pertinentes. Pero nada, esta gente está tirando el dinero investigando, porque de todo esto los que saben son los que se encargan de cocinar en cada casa.
El cuadro es «El Angelus» de Millet, para reconciliarme pictóricamente con Mascarpone (espero).

Y ESTO TAMBIÉN

imageCurioso: por primera vez en la historia podría darse la paradoja de que la generación siguiente tenga menos esperanza de vida que la anterior, debido fundamentalmente a la alimentación (¿y el stress? ¿y la contaminación? ¿y el agujero de ozono y la piel? ¿y el sedentarismo?…). Esta conclusión se recoge en un estudio de la fundación La Caixa. Algunos datos del informe no dejan de ser esclarecedores de la empanada mental que predomina en la sociedad: en una encuesta el 52% dice que el primer factor a la hora de elegir un alimento es la salud, pero por otra parte, el 91% afirma que consume los alimentos que más le gustan o le apetecen. También se señala (no había pensado en ello) que los alimentos que van faltando cada vez más de nuestras dietas (frutas y verduras) tienen que competir sin publicidad alguna con las potentes campañas comerciales en los medios de comunicación de los alimentos elaborados (normalmente con más grasa y azúcares), que nos presentan imágenes «bucólico-pastoriles» ligadas a su consumo. Pues sí, es verdad. Sin demonizar a nadie, pero es verdad. Y eso después de que en los años 60 los informes sobre la alimentación en España apuntaran a la necesidad de que se comieran más proteínas de origen animal, más huevo, más leche, más trigo y menos legumbres. Manda güevos.
El cuadro es «La bicicleta gramínea» de Max Ernst.

LLEVABA AÑOS QUERIENDO OÍRLO

imageNo es de alimentos, pero me encanta verlo escrito y tiene mucho que ver con los productos alimenticios milagrosos, que tampoco son escasos: según el doctor Julián Conejo-Mir, presidente de la Academia Española de Dermatología y Venereología, gastar más de 30 euros en una crema hidratante es «tirar el dinero». Yo ya había leído opiniones parecidas de prestigiosos dermatólogos. Ahora esto es titular de la sección de sociedad de ABC.
El cuadro es «Encina y dríadas» de Malevich.